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Por Dagoberto Valdés Hernández. (Facebook).jpg
Jun 5, 2023 | 3:25 PM
En Cuba, en las redes sociales, hay una campaña demasiado orquestada para ser espontánea. Aparece como filtrado, pero no anunciado todavía, un plan estratégico, concretado hasta los detalles, de lo que sería la presencia deç negocios rusos en Cuba. Como decía mi abuela: esa filtración “huele a queso” y ratonera. Otra vez, el flautista de Hamelín nos entretiene con la música que quiere que escuchemos, prepara nuestros oídos, adormece nuestras conciencias y desvía nuestra atención.
Otra vez, expreso mi opinión: Ni Rusia, ni China, ni Estados Unidos, deben resolver nuestros problemas de fondo. El cambio debe venir de los cubanos, de todos los cubanos, los de la Isla y los de la Diáspora. Si ese plan que andan compartiendo en las redes se hiciera en Cuba, cosa que dudo mucho, tampoco resolvería el problema. ¿Por qué los rusos no lo han aplicado a su propio país, al contrario, Rusia se ha embarcado en una guerra de invasión, injusta, cruel y condenable, para buscar fuera lo que no logran dentro?
Si ese plan ruso que da vueltas en las redes, compartido a veces ingenuamente, o cualquier otro plan ruso, fueran verdaderos, y no para tantear la opinión, distraer la atención o presionar a terceros países, aun así, habría que decir, por lo menos, estas cuatro cosas:
Las Mipymes
Habiendo tocado quizá uno de los mayores desafíos para Cuba en el plano de las relaciones internacionales, quisiera también esbozar una mirada al interior de nuestro país para reflexionar sobre un fenómeno que pareciera ser la socorrida y mágica “solución” de la crisis económica interna. Me refiero a la aprobación por parte del régimen, desde septiembre de 2022, de los erróneamente llamados “nuevos actores económicos”: son las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES).
Las Mipymes ni son nuevas ni son, ellas solas, “la solución”. No son nuevas porque, antes de la llamada “Ofensiva Revolucionaria” del 13 de marzo de 1968, de infeliz memoria, en que se liquidaron miles de micro, pequeñas y medianas empresas creadas y gestionadas por cubanos de forma privada, la economía de Cuba se levantaba y sostenía en aquellos “actores económicos” que ahora se consideran “nuevos”. Habría que decir también que:
Los pobres en Cuba
Así llegamos al tema medular que le da sentido a lo que reflexionamos en esta columna y nos permite tener un criterio de juicio para hacer un discernimiento de la legitimidad moral, política, económica y social de las alianzas internacionales y de las pequeñas reformas internas, tardías, limitadas y controladas. Ese tema son los pobres de Cuba.
En efecto, los cubanos hemos hipotecado primero, y perdido después, 64 años de nuestra única vida, embaucados por un proyecto que declaró desde el principio, el 16 abril de 1961, que era “de los humildes, por los humildes y para los humildes”. El resultado es hoy patente, comprobable y lamentable:
Esos planes rusos distribuidos por las redes no son para liberar y promover a los humildes, son para hacernos dependientes de los empresarios e inversionistas millonarios provenientes de Rusia.
Las Mipymes no son para liberar y promover a los humildes, sus ganancias son para unos pocos y sus precios son inalcanzables para los humildes de Cuba. Mientras unos pocos se enriquecen limitada y controladamente, la inmensa mayoría, se hunde en la pobreza. Es grave y evitable. Hay que comenzar por liberar todas las fuerzas productivas, legalizar la libre empresa y el mercado, garantizar un sistema de seguridad y asistencia social que cubra a los más desvalidos, personas con capacidades especiales, mientras no puedan sostenerse por sí mismos.
El I Informe del Centro de Estudios Convivencia (CEC) sobre economía, propiedad, trabajo y seguridad social, está disponible con VPN en https://centroconvivencia.org/category/propuestas/economia/-propuestas. Este Informe del Itinerario de Pensamiento y Propuestas para el futuro de Cuba, que ha consensuado el CEC con pensadores cubanos de la Isla y de la Diáspora, es una sugerencia estructurada para suscitar el debate sobre el modelo económico que Cuba necesita para no depender de ninguna nación extranjera, para no discriminar a cubanos donde quiera que vivan, para no privilegiar a nadie en una piñata de lealtades y silencios.
Creo que Cuba tiene todo lo necesario para hacer, por sí misma, los cambios sustanciales que necesita urgentemente. Cuba tiene talento humano, pensamiento prospectivo, visión de futuro, objetivos bien definidos y estrategias viables para desarrollar cada sector de la nación.
Cuba solo necesita abrir la puerta cívica para un cambio en paz. Abrámosla.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Publicado originalmente por el Centro de Estudio Convivencia