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Deporte revolucionario, la conquista que se bajó del tren castrista en París

Foto de Amada MA en Unsplash

Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes López

Sep 27, 2024 | 2:00 PM


Los resultados de la participación de la Isla en la última Olimpiada no debieron sorprender a nadie. Los escasos podios vinieron a emparejar las largas horas de apagón y la falta de comida. Mostraron a la Cuba fuera de la propaganda. El planeta fue testigo de cómo una cacareada conquista, el deporte revolucionario, se bajó del tren castrista en París. El deporte para el ser humano es un estado de ánimo, que incluye más que voluntad para estrujar músculos; y a esto se arrima la libertad para la debida concentración.

¿Quién es libre para levantar pesas sabiendo que ese día su familia no tiene qué comer? Las preocupaciones en la actividad física restan y eso es Cuba, un manojo de ansiedades. En tanto, los deportistas escapan en masa porque andar a la ligera como el viento hace falta para todo. No podía ser de otra manera en una Isla enjaulada en una ideología que marchita los deseos de un país de ser mundo, de estar allá dentro. Los cubanos que compitieron bajo otras banderas lo pusieron en alto.

Fuera de la prisión todo es más fácil. De los 82 atletas cubanos que participaron en los juegos 21 lo hicieron representando a otros países, un número significativo si se tiene en cuenta que para llegar a una Olimpiada se debe pasar por un riguroso proceso de decantación con el resto de los deportistas del orbe.

El hecho de estar en París, después de los entuertos que supone emigrar, literalmente escapar del país, ya significa una medalla. Pero, no solo eso, no se recuerda en la historia de estas lides a tres deportistas originarios de una misma nación que hayan alcanzado oro, plata y bronce en una disciplina deportiva, y representando a tres países diferentes.

La hazaña corresponde a los tres cubanos que compitieron por España, Portugal e Italia en triple salto. Tal hecho significativo no solo trajo a pensamiento a más de un espectador parisino ese día en el estadio de la capital francesa, sino que puso de relieve lo tan importante de la libertad para los seres humanos. Dicen que se comentaba por doquier. Sin la libertad, sin ella, hasta los músculos se aflojan. Exactamente, eso fue lo que le sucedió al deporte revolucionario, la conquista que se bajó del tren castrista en París.


Publicado originalmente en la edición 245 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero

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