Pinar del Río, Cuba - Asediados por los inspectores estatales del régimen los vendedores de flores del cementerio municipal Agapito, comercializan sus ramos y coronas en la clandestinidad por temor a las elevadas multas con que han sido amenazados.

Muchas de estas personas son ancianos que venden flores sin una patente para poderse ganar unos pesos y aliviar el estrés económico generado por el reordenamiento que el régimen impusiera en enero del pasado año.

Amparados en la falta de documentación legal para el comercio de su mercancía los inspectores frecuentan diariamente las áreas del cementerio con la intención de multar a los infractores con cuotas que superan los dos mil pesos en moneda nacional.

“Esto se ha vuelto una cacería de brujas, tenemos que estar vendiendo escondidos y velando a los inspectores porque si nos cogen la multa es tremenda”, asegura el vendedor Alcides Mantilla.

De igual forma, la anciana María Victoria Ruíz declara que “no nos dan la patente para vender porque somos jubilados, pero sí nos ponen la multa, eso es un descaro de ellos, lo que quieren es que vivamos con la miseria que nos pagan de jubilación que no da para nada”.

La falta de leyes que amparen a los cubanos de la tercera edad permite que el régimen abuse de estos negándoles privilegios y cobrándoles sanciones injustas.

Publicado originalmente en la edición 226 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño.