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La crisis alimentaria que enfrenta el pueblo cubano: una lucha diaria contra el hambre y la escasez

Foto tomada del medio expansion.com

Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera

Dec 10, 2024 | 2:00 PM


Cada día que pasa, como se dice popularmente, la soga aprieta más el cuello del pueblo cubano, que tira brazadas para sobrevivir. La actual crisis en Cuba podría considerarse un intento de exterminio masivo, ya que el régimen no es capaz de satisfacer ni siquiera las mínimas necesidades alimentarias del pueblo.

En lugar de cumplir con las demandas básicas, ha reducido lo poco que antes ofrecía a través de la libreta de abastecimiento, la cual, en los últimos meses, se ha convertido solo en un recuerdo de lo que una vez fue un sistema de raciones normadas.

Hoy, de manera irónica, venden un pequeño panecillo que antes pesaba 80 gramos y ahora se reduce a solo 60 gramos. No hay arroz ni productos de higiene, y el café se ha desvanecido por completo. Igualmente, es indignante que se distribuyan solo dos libras de azúcar al mes, entre los días 25 y 30, algo incomprensible para un país productor de azúcar.

Lo que el pueblo recibe llega a cuenta gotas, acompañado de justificaciones que evidencian la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad alimentaria, problema que persiste por más de seis décadas.

Ante esta cruda realidad, la población, cada vez más desesperada, se ve obligada a pagar precios abusivos en las Mipymes creadas por el régimen hace tres años. Un cartón de huevos cuesta entre 3,400 y 3,600 pesos, más que el salario de un trabajador, mientras que la carne de cerdo se vende a 650 pesos y un paquete de pollo de 2 kg alcanza los 1,650 pesos, cuando el salario promedio es de 2,800 pesos.

Para muchos, la opción es pagar estos precios o morir de hambre; para otros, especialmente los más ancianos, no queda más que la muerte silenciosa por inanición. Cuba atraviesa, en definitiva, la peor crisis desde la década de 1990, caracterizada por una inflación descontrolada, una caída en la producción agrícola y una población sumida en una profunda hambruna.

 

Publicado originalmente en la edición 193 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

 

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