Foto tomada de Canva
Por la periodista ciudadana Patricia Núñez
Apr 30, 2023 | 12:30 PM
Para nadie es un secreto que en Cuba la población se encuentra decepcionada, sobre todo la juventud que no quiere seguir perdiendo su tiempo bajo un régimen comunista que le impide tener una vida digna acorde al siglo XXI.
La escasez de todo tipo de alimentos y artículos de primera necesidad, junto a otro sinnúmero de desastres que se vive en la cotidianeidad cubana, han hecho que los jóvenes prefieran separarse de su familia y emigrar en busca de una mejor vida. Han emigrado personas de todos los niveles culturales, desde los más bajos hasta los universitarios que dedicaron años a los estudios, tarea difícil y llena de sacrificios, pero la frustración de vivir en este país es superior al orgullo de ser ingeniero o licenciado.
Todo esto ha dado lugar a que el sector de la salud se vea afectado grandemente, miles han sido las bajas de doctores y enfermeros que no aguantaron más el tener que levantarse de madrugada y en muchas ocasiones tener que ir a la consulta a pie; o cobrar un salario mísero que no les alcanzaba para comer ni vestir, o no tener recursos con qué trabajar. Todo eso tiene a la dictadura perdiendo el juicio.
Para tratar de conseguir personal e incorporarlos a hospitales y policlínicos, se creó un nuevo curso de formación de enfermeros con una duración de un año y en el que se pueden matricular todas las personas que quieran; cabe recalcar que los que se han inscrito hasta el momento son aquellos que no tienen posibilidad de emigrar por falta de presupuesto, o lo hacen por embullo de familiares y amigos.
La población, como mismo yo, he visto este tema como una locura, no por menospreciar la capacidad de muchos, pero sé que la mayoría de los matriculados no tienen capacidad ni siquiera para sacar sangre a una persona, pero incorporar personal de la salud a las consultas médicas es el objetivo primordial de la dictadura no importa que estos no cuenten con la capacidad suficiente para enfrentarse a la tarea de salvar vidas; demostrar que un sistema ya fallido no decae está convirtiendo los centros médicos en mataderos.
Publicado originalmente en la edición 254 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño