Ratonera Artesanal. Los Arabos, Matanzas. (Cocodrilo Callejero - ICLEP)
Por la periodista ciudadana Tania Pontié
Jul 18, 2022 | 9:40 AM
Los Arabos, Matanzas, ICLEP - Inminente plaga de ratones hace que vuelvan las ratoneras a convertirse en un artículo de primera necesidad a nivel municipal.
Debido al incremento descollante de casos de leptospirosis la sala J del quinto piso del Hospital Mario Muñoz, en el municipio Colón, se destinó para pacientes con esta enfermedad; de los convalecientes en esta sala 13 casos provienen del municipio Los Arabos.
La desaparición de las ratoneras como oficio olvidado, junto a la deprimida población de gatos debido al hambre de la gente que los caza furtivamente, ha contribuido a que el valor de las pocas trampas para ratones que aparecen en el mercado negro suba de precio cada día, pues ya el artículo se vende a 250 pesos, al igual que una libra de carne de cerdo.
“Mi hijo se enfermó de leptospirosis y ni jeringuilla había en el hospital para inyectarle la penicilina, no se sabe si los propietarios de las viviendas somos nosotros o los ratones; a esto súmale el precio galopante de las ratoneras”, de esta manera Soledad Meneses, arquitecta arabense, ponía en contexto a Cocodrilo Callejero sobre la plaga de roedores que por estos días invade a los hogares del territorio.
Una de las principales causas del crecimiento desmedido de la población de vectores es la desaparición absoluta de venenos que desde hace al menos tres años el país no importa.
Eugenio Casanova, especialista en Higiene y Epidemiología confirmó a Cocodrilo Callejero que “no existe la más mínima cantidad de veneno para ratones en los almacenes de la provincia de Matanzas”, al tiempo que agregó que “tampoco hay para el control de plaga en el almacén del central azucarero Mario Muñoz”.
Este primero de julio en horas de la mañana, la cola para comprar las ratoneras que una vez a la semana vende un cuentapropista en el mercado de la calle 5ta, superaba en número de personas a la fila para adquirir carne de cerdo.
Publicado originalmente en la edición 178 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Cocodrilo Callejero.