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Lo hijos de Putin de madres diferentes: el mestizo del Caribe y el rosadito del Norte

Foto de Mehmet Turgut Kirkgoz en Pexels

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

Jan 19, 2025 | 11:30 AM


El 5 de diciembre pasado el Comandante de la Fuerza Aérea y de Defensa de las Fuerzas Aéreas de Bielorrusia, General de División Andrei Lukyanovich, se reunió en La Habana con el General de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, para discutir sobre la cooperación militar entre ambos países.

Lo que no transcendió en la nota fue si en aquel salón había apagón. ¡Qué manera de atracarse de heces fecales en un país que se cae a pedazos por otras urgencias! Siempre la permanente idea disuasoria de que es posible un golpe desde fuera, la preparación para la posible amenaza exterior cuando el enemigo del pueblo cubano yace dentro de la Isla. Más cañones y menos picadillo de soya en las bodegas.

Según se supo por una nota de la agencia oficial Delta, la discusión estuvo centrada en negociaciones para la obtención de armamento para las fuerzas antiaéreas y de defensa de la Isla. Nadie duda, además, que palabras acerca de la cuestión internacional debido a la cercanía de Cuba a los Estados Unidos, no faltaron. La pregunta que todos saben, quién está detrás, el progenitor promiscuo de estos encuentros; porque hoy Cuba con las termoeléctricas al cuello no está para nada de esto.

El tipo, Putin. Hoy, tanto la Isla como Bielorrusia se encuentran bajo la bota política y militar de Moscú. Rusia, desde la invasión a Ucrania, ha utilizado a Cuba, Venezuela y Nicaragua como punta de lanza en presiones en la arena internacional para justificar la agresión al vecino.

Los hermanitos, los dos de La Habana, de tes dispareja, el negro picón del Caribe, el de la rumba, y el rosadito del Norte, centrarán sus debates en cuestiones ilusorias, que para nada traerán soluciones a las actuales carencias del pueblo cubano; pues con un cañón no se puede hacer sopa, que es lo que hoy urge a las familias cubanas.

¿Cuántas madres no comen durante días para que los hijos puedan comer? ¿Qué país es este, mientras los jerarcas a los cuales no les falta nada discuten si un cañón es verde o azul? Ese es el llamado que hacemos a nuestros lectores, abrir los ojos y valorar si como pueblo es posible no salir a la calle a exigir que nos devuelvan el país; tanto los Castro, Lukashenko y Putin.

¿De qué nos enteraremos? De nada. Para eso, el negro picón, el hermanito del pelo ensortijado, solo rendirá cuentas al Kremlin. En tanto, los hijos de madres diferentes, el mestizo del Caribe y el rosadito del Norte, no pondrán un grano más de arroz en la mesa del sufrido pueblo cubano.

 

Publicado originalmente en la edición 231 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

 

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