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Por el periodista ciudadano Ernesto Cabrera
Dec 18, 2023 | 10:00 AM
Para el cubano de a pie la crisis alimentaria continúa siendo el principal problema que enfrenta, por esta se ha visto obligado a eliminar una y hasta dos comidas en el día, lo que confirma el creciente deterioro de los derechos sociales en el país. Debido a la persistente y aguda escasez de alimentos, la población a tenido que dejar de almorzar, comer, o las dos, por no tener ni siquiera una lata de arroz.
Esta situación claramente es propiciada por la improductividad que provoca la dictadura, ya que no suministra los recursos necesarios a las cooperativas y fincas estatales para que produzcan lo necesario para abastecer al pueblo.
Todo esto ha dado lugar a que sea el sector privado el que tome la delantera, poniendo sus propios precios inalcanzables para el que vive de un salario. El pan de la bodega es lo que en ocasiones muchas personas pueden consumir en el día, pero a veces ni eso porque no llega a manos del pueblo, lo mismo por la falta de harina o de transporte para trasladarlo.
Es lamentable para todas las personas que la viven, pero más difícil para los niños que por más que los padres se esfuercen tienen que acostarse con el estómago vacío o con un vasito de agua con azúcar o refresco.
En un país donde supuestamente los niños son la esperanza del mundo, para los pequeños tampoco existen las golosinas pues sus elevados precios, fundamentalmente en las Mipymes, les impiden a los padres poder comprarlas.
Es lógico que para el que vive de un mísero salario es imposible mantener el refrigerador lleno de alimentos, o al menos con lo básico que se necesita, cuando una libra de arroz en el sector privado se encuentra por los 150 pesos y la de frijoles 500; los paquetes de pollo 3 000 pesos, la libra de carne de cerdo 400 y un cartón de huevo 2 000 si se encuentra, tan sólo por citar algunos ejemplos, mientras todos los establecimientos de la dictadura se encuentran en cero.
Publicado originalmente en la edición 268 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Panorama Pinareño