Manuel Cardenal Arteaga Betancourt (Facebook- Patrimonio Documental. OHC)
Por Carlos Cabeza
May 10, 2023 | 9:10 AM
Repetir una mentira la puede convertir en verdad, pero repetir una infamia lo convierte a uno en difamador. Peor aún, a veces se repite lo que uno desconoce y sabe por comentarios o chismes sin confirmar y lo repetimos como verdad absoluta cuando no es así.
Nunca conocí al cardenal Arteaga, quien fue arzobispo de La Habana, yo era un niñito en su época, pero supe mucho de él a través de dos personas con quienes compartí mucho: Mons. Mariano Vivanco Valiente (mi párroco y tutor cuando mis padres salieron de Cuba con mis 3 hermanos) y el P. Antonio Iglesias (a quien conocí después que dejó de ejercer el ministerio sacerdotal ya casado y en Miami) ellos dos en diferentes momentos vivieron en el Palacio Cardenalicio realizando diferentes funciones junto al cardenal Arteaga.
Por Mariano supe que Arteaga era un hombre piadoso y de Fe profunda, que rezaba diariamente los 15 misterios del Rosario porque tenía mala la vista para rezar el Oficio Divino. Me habló de su sencillez y humildad, muy distante de lo arrogante y altanero que parecía de lejos por sus modales educados y cuna rica, junto a su vestir y vida lujosa. Mariano -quien para mí y muchos es un Santo- me decía "Carlitos, el cardenal Arteaga no era nada de las cosas malas que decían de él, era un hombre de vida piadosa".
Por Antonio Iglesias, quien siendo sacerdote fue testigo del accidente que tuvo el cardenal Arteaga en su habitación del Palacio Cardenalicio. Supe que el primero en llegar a su cuarto inmediatamente fue Mons. Raúl del Valle (quien ocupaba la habitación contigua) y el P. Valentín y él lo hicieron al minuto y pico.
¿Qué ocurrió? Ese día el cardenal recibió un dinero cash por una transacción del Cementerio de Colón y no hubo tiempo de depositarla o en el Banco o en la caja fuerte del Arzobispado, no recuerdo bien, pero el asunto es que el cardenal guardó ese dinero en su sotana, la cual colgó al entrar a su habituación en la percha, colgador, preocupado por el dinero le pareció ver una sombra y se dirigió a la misma golpeándose en la cabeza con la percha donde estaba la sotana, dió un grito y llegó enseguida Mons. Raúl del Valle a asistirlo. ¿De qué o quién fue la sombra? En ese y otros cuartos del edificio penetra intermitentemente la luz de la farola del morro (de lo cual doy testimonio) alumbrando y dejando sombras.
El vulgo creó toda una historia del accidente. Dijeron que el cardenal Artega era homosexual y que su pareja era un señor vinculado con el gobierno de Batista que lo golpeó en la cabeza.
Nadie presentó una prueba al respecto, pero si muchos chismes e infamias corrieron de boca en boca. ¿Quiénes fueron los creadores? unos culparon a un periodista y otros lo achacan a esa parte del clero habanero que nunca aceptó para La Habana a un cardenal camagüeyano y de cuna rica.
Históricamente, la Arquidiócesis de La Habana siempre ha sido una sede difícil para sus obispos primero y arzobispos después.
Sé muy bien que ésta no es toda la verdad porque dos testimonios no bastan para hacer un juicio histórico equilibrado, objetivo y veraz, pero existirán otros con testimonios de primera mano o pruebas fehacientes que puedan enriquecer éste triste pasaje.
David Apr 29, 2024. 9:52 AM
No se puede afirmar lo que no se conoce a ciencia cierta. Yo nací 16 años después de la muerte de Mons. Arteaga y supe siempre de él por mi familia que era super católica. Lo único que sí puedo dar fe es de que, cuando en el año 2007 ó 2008 no recuerdo, el gobierno de Holanda donó un órgano a la Catedral de La Habana, todos subimos al coro que llevaba muchísimos años abandonado. El coro se accede subiendo por el campanario, a medio camino y existe una galería que conecta con el coro. El caso es que esta galería, cuyas paredes son de cemento pulido) estaba completamente cubierta en graffiti escritos con lápiz en los cuáles se decían horrores de Mons. Arteaga y su supuesta orientación sexual. No creo que ningún extraño al recinto catedralicio haya tenido acceso para "decorar" con aquellos dibujos y obscenidades el lugar, creo que fue obra del coro que cantaba en la Catedral a finales de los años 50s porque Mons. Arteaga murió en 1963. No quisiera ser abogado del diablo pero algo de cierto tendría que ser todo eso para que el mismo coro de la Catedral, sede de la silla cardenalicia, se atreviese a tanto. Yo quisiera que hubiesen existido teléfonos con cámaras en esa época para haber retratado aquello porque tiempo después el Cardenal Ortega mando a pintar el corredor y todo eso desapareció. También se contaban leyendas urbanas en el seminario de San Carlos sobre una supuesta vez que el Cardenal llegó con su capa pluvial y hacía mucho calor. Uno de los sacerdotes le preguntó ¿Cómo está hoy su Eminencia Reverendísima? a lo que este respondió: Estoy muerta. Quizás su manierismo y sus refinadas formas fueran la causa principal de tales comentarios. A casi 60 años de su muerte no sabremos nunca qué hay de mito o de realidad en la vida de este príncipe de la iglesia. De todos modos, que descanse en paz y que brille para él la luz perpetua.