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Por el periodista ciudadano Sergio Machado Fuentes
Jul 25, 2024 | 2:00 PM
Es cada vez más común ver a personas de la tercera edad y a enfermos mentales pidiendo dinero o alimentos en las calles de nuestra ciudad. Lamentablemente, este fenómeno tan triste y preocupante ha aumentado en los últimos años debido a la creciente crisis económica y la falta de atención por parte del Estado.
Los pocos turistas extranjeros que visitan el céntrico parque Leoncio Vidal y las zonas del casco histórico de la capital provincial de Villa Clara, son acosados por personas de edad avanzada con aspecto de mendigos, los cuales les piden limosnas ante los ojos de autoridades del Estado y el pueblo en general.
La dura realidad es que a muchos ancianos jubilados, a los cuales el salario que reciben por su jubilación no les alcanza ni siquiera para comer, no les queda más opción que pedir limosnas para poder sobrevivir. Hasta personas con una elevada preparación profesional y que trabajaron para el Gobierno durante toda su vida, han tenido que pedir dinero en las calles y parques de esta ciudad para poder comer.
Francisco Rabelo Yanes, instructor de artes plásticas durante más de 40 años que reside en el barrio El Condado, le aseguró a nuestra redacción, que su deteriorada salud que le impide trabajar para ganar dinero extra y su jubilación de 1850 pesos cubanos, lo sitúan en una posición muy compleja para poder sobrevivir en los momentos tan difíciles que vivimos.
“Mi esposa murió durante la pandemia de Covid 19 en el año 2021. Soy diabético, cardiópata y padezco de artritis en las dos manos, por lo es poco lo que puedo hacer desde el punto de vista físico. He tratado de solicitar trabajo en empresas del Gobierno y negocios particulares, pero nadie contrata a un viejo en las condiciones en que me encuentro”, aclaró.
El anciano explicó que a finales del año 2022 sufrió un desmayo en plena calle debido a la falta de alimentación y que a partir de ese momento ha subsistido gracias a las ayudas de personas que le donan alimentos, ropa o medicamentos.
“A los actuales dirigentes del Gobierno no les importa que las personas desamparadas pidan limosnas en las calles, antiguamente eso no se permitía y los limosneros y enfermo mentales sin hogar, eran recluidos en centros de salud donde se les garantizaban alimentos y lo imprescindible para vivir. Lamentablemente ya no sucede así, por lo que es un fenómeno social que va en aumento”, acotó.
Publicado originalmente en la edición 122 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas