La Habana, Cuba - El estado de deterioro de varios cementerios en la provincia, como resultado del abandono de las autoridades municipales del régimen, ha provocado un incremento de las denuncias de la población.

El abandono que presentan los cementerios de la capital espirituana, Jatibonico, Banao y Guayo ha provocado en los últimos meses del año 2022 continuas protestas y reclamaciones de la población, quien señala como máximos responsables de este problema, a los gobiernos locales de estos municipios y a las empresas de comunales.

Las denuncias de la población tienen como causas el abandono y deterioro de las tumbas y bóvedas, robo de objetos y flores, el enyerbamiento, la presencia de restos de féretros, basura acumulada, así como la falta de cemento para cerrar los nichos, entre otras.

Entre los camposantos con mayor cantidad de denuncias está el de la capital provincial, ubicado en el reparto Kilo 12, el cual ofrece una imagen desagradable, debido al deterioro de varios panteones, la falta de pintura y el enyerbamiento de las tumbas cavadas en la tierra, sobre las cuales es normal hallar desechos de todo tipo.

Un estado semejante presenta el del municipio de Jatibonico, donde a pesar de haber realizado una ampliación esta permanece totalmente con falta de atención y abierta a la calle lo que favorece los actos vandálicos en el lugar, entre ellos la profanación de tumbas y el robo de cadáveres.

La situación con los de los poblados de Banao y Guayos no difiere mucho de las restantes.

‟Es vergonzoso como está este cementerio, todas las tumbas y bóvedas despintadas, objetos robados, basura y churre sobre las tumbas, esto es una falta de respeto a los difuntos”, aseguró Idania Becerra, residente en Jatibonico.

Victoria Fernández, administradora del cementerio de Kilo 12, asegura que ‟los recursos de que disponen son escasos y la mano de obra es muy escasa para poder realizar todas las labores que se requieren en el lugar”.

‟El abandono de los cementerios en la provincia viene sucediendo desde hace varios años, y pese a las quejas no se resuelve”, confirmó Julia Estenza, vecina de Kilo 12.

Publicado originalmente en la edición 147 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano.