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Policía Política cita a la periodista Mónica Baró vía telefónica

Mónica Baró

Apr 14, 2020 | 2:59 AM


Cuba 14 de abril de 2020 - A través de su portal de Facebook, la reportera que escribe para los portales El Estornudo y El Toque, describió una llamada recibida en su teléfono personal en la que le advierten que de no concurrir al "encuentro", podrían procurarla con una citación oficial.

Y es que la exhortación de Baró Sánchez no tiene sólo la connotación de que la hizo una joven reportera que optó por deslindarse de los medios oficialistas del régimen cubano, para poder hacer un ejercicio real de la profesión que escogió para su vida.

El hecho de que Mónica haya preferido asumir el reto de distanciarse del rebaño y renunciar a la protección con que cuentan quienes cumplen al pie de la letra lo que se puede y no decir o escribir, la ha convertido en blanco de ataques o amenazas, algunos frontales otros velados, como también les sucede a otros de la pléyade de jóvenes talentosos que escriben en publicaciones alternativas desde la isla.

Algunas de las amenazas son frontales, otras, veladas como esta que acaba de hacerle a Mónica un individuo, que desde un número desconocido la llamó a su teléfono personal, se identificó con ella como “Jorge”, sin apellido, dejándole en claro, que es alguien perteneciente al Ministerio del Interior, es decir, presuntamente un agente o cooperante de la Policía Política cubana, de cuyos oficios conocen muy bien los periodistas independientes y opositores en Cuba.

“Le pregunté el objetivo y me dijo que por eso quería verme, que cuando nos viéramos me enteraría, pero que estaba seguro de que me iba a interesar. Jorge, sí me ha leído, no solo en mis investigaciones sino también en mis crónicas más íntimas y en mi perfil de Facebook, debió saber que yo iba a escribir sobre nuestra conversación. Jorge ahora debe, en algún momento, leer este post: un saludo Jorge, otro. Yo le dije que sí me estaba citando prefería que lo hiciera como establece la Ley de procedimiento penal. Me dijo que no era una citación pero que debía saber que podía citarme por teléfono. Le dije que sí, que lo sabía, que en casos urgentes la citación podía ser por teléfono, pero que de todas maneras el medio no lo eximía de decirme el objetivo. Yo imagino de qué quiere Jorge conversar conmigo, por qué le urge tanto conversar conmigo, al punto de pasar por alto las orientaciones de las autoridades sanitarias y políticas del país de quedarnos en casa y mantener el distanciamiento social. Esto mismo le recordé a Jorge: Jorge, estamos enfrentando una pandemia, no hay transporte, el gobierno nos ha pedido que nos quedemos en casa, que evitemos las reuniones. Le pregunté si no podía esperar a que terminara el período de cuarentena, básicamente, a que el país saliera del riesgo de la COVID-19. Pero a Jorge le urge hablar conmigo. No sé qué quiere saber Jorge sobre mi vida o mi trabajo con tanta urgencia que ya no sea público. Pocas personas usan tanto su vida de materia prima para escribir como yo. De todas formas, Jorge insiste en que quiere que nos encontremos. He sabido que antes o después de llamarme, llamó a otra persona. Jorge debe estar teniendo una mañana ajetreada”.

Seguramente ajetreado estará “Jorge” o como realmente deba llamarse este agente asignado para pedir cuentas a periodistas independientes, detrás de quienes, al igual que Mónica Baró, distanciados del guión oficial, reportan sobre el avance de la epidemia de coronavirus en Cuba y recrean estimados de cifras así como otros detalles que la prensa al servicio del gobierno ignora.

Entonces llegó la amenaza, según describe Mónica en su Post.

“Al final, me dijo que si yo prefería que nos encontráramos mediante una citación oficial, que así iba a ser. No sé si será otra llamada o si vendrán a buscarme. Yo sé que estuvieron por mi casa par de veces en marzo, pero yo no estaba. Sé que hicieron fotos de mi edificio. Sé que vinieron en carro, todos hombres, no uno solo, y sé que si hubiera estado no les hubiera abierto la puerta. No por ser agentes sino por ser hombres y por ser yo mujer y vivir sola. Pensé que, con esto del nuevo coronavirus, iban a ocuparse en tareas más útiles, pero luego de los incidentes de los periodistas Yoe Suárez y Camila Acosta [jóvenes reporteros que escriben para Diario de Cuba y El Toque y Cubanet, respectivamente] me di cuenta de que era solo cuestión de tiempo que volvieran. Se habían demorado. Y Jorge: no se tome a mal esta publicación. Yo no puedo tener una conversación confidencial con ningún miembro del Ministerio del Interior, a menos que sea una fuente de un trabajo periodístico y me solicite confidencialidad, porque la información que va a compartirme pueda comprometerle de alguna manera. Así pienso, y en correspondencia actúo, aunque respeto a quien piensa distinto. Yo soy transparente. No hay nada sobre mi trabajo que no haya dicho varias veces en entrevistas con medios de prensa o con investigadores de distintas academias. No hago nada que no pueda defender con mis ideas y cuyas consecuencias no crea que pueda asumir. Ya sé que mis ideas poco importan ante unas leyes que contradicen mis ideas, mis ideas de lo que la libertad es, de lo que soy yo, de lo que quiero que Cuba sea, pero esta contradicción no es una novedad histórica. Todo cambio importante ha surgido de fuertes contradicciones. Quedo en espera de Jorge, les mantendré al tanto”.

Y estaremos al tanto de ese encuentro o conversación que “Jorge” desea sostener con Mónica Baró. No por el sólo hecho de reportar un episodio más entre las tantas arbitrariedades que se cometen a diario en Cuba, que ni el avance de una pandemia logran frenar, también porque las condiciones en que se ejerce el periodismo independiente en Cuba son muy particulares y riesgosas, y es una realidad de la que no nos debemos desentender, además de leer esos reportes, reproducirlos y admirarlos por su calidad periodística y osadía. Quedaremos al tanto.

Información de Iliana Labastida, cortesía Diario Las Américas

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