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Detenciones arbitrarias contra intelectuales cubanos en Matanzas y La Habana para impedirles protestar pacíficamente

Alina Bárbara junto a su hija Lilian Borroto y Jorge Fernández Era, los tres detenidos. Foto: Facebook / Cecilia Borroto

Por ICLEP

Dec 20, 2025 | 9:25 AM


Como cada día 18 de mes, un grupo de intelectuales cubanos intentó realizar el jueves una protesta pacífica en demanda de cambios constitucionales y del respeto a los derechos civiles, pero el régimen volvió a responder con detenciones arbitrarias y hostigamiento policial.

En Matanzas, la académica y activista Alina Bárbara López Hernández fue arrestada en horas de la mañana cuando se dirigía al Parque de la Libertad, donde pretendía ejercer su derecho a manifestarse pacíficamente. La profesora fue interceptada por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y trasladada a la estación de Playa, según denunció su hija, la doctora Lilian Borroto López, en redes sociales.

Ante la detención de su madre, Borroto anunció que saldría a protestar públicamente, a pesar de estar convaleciente de chikungunya. Sin embargo, también fue arrestada antes de llegar al lugar. Testimonios de familiares señalan que Lilian fue interceptada por la Seguridad del Estado y conducida en una patrulla policial.

En el mismo operativo fue detenido el escritor y periodista Jorge Fernández Era, quien pretendía acompañar a López Hernández en su manifestación cívica. De acuerdo con la denuncia de Cecilia Borroto, hija también de Alina, ambos fueron llevados a la estación policial por una entrada lateral, fuera de la vista pública, y sometidos a interrogatorios por parte de oficiales de la Seguridad del Estado.

“Por lo que conozco hasta el momento, a Alina le quieren levantar un acta de advertencia por violar su reclusión domiciliaria. A Lilian le quieren levantar un acta de advertencia por sus publicaciones en Facebook del día de hoy. Una hija enferma, que se preocupa por su madre y exige los derechos de ambas ha sido secuestrada y llevada a la Policía de la Playa para ser entrevistada por la Seguridad del Estado. Mi madre, una mujer de sesenta años vuelve a ser detenida, le vuelven a negar sus derechos a la libertad de expresión, de movimiento y de manifestación. A Jorge aún no sabemos qué le van a hacer.  También es un hombre mayor al que acosan”, denunció Cecilia.

Horas más tarde, pasadas las siete de la noche, los tres fueron liberados, les impusieron actas de advertencia que se negaron a firmar, práctica habitual del régimen cubano para criminalizar el ejercicio de derechos constitucionales básicos como la libertad de expresión y manifestación.

Mientras tanto, en La Habana, la escritora Jenny Pantoja Torres fue detenida cuando se disponía a manifestarse en el Parque Central, en solidaridad con la académica matancera. Inicialmente se comunicó que Pantoja, también convaleciente de chikungunya, fue conducida a la estación de Dragones, aunque familiares denunciaron que las autoridades negaron su registro oficial como detenida, manteniéndola en paradero desconocido, una maniobra utilizada con frecuencia para ocultar detenciones arbitrarias y negar acceso a garantías legales mínimas.

Pasada la noche, se confirmó que Jenny Pantoja Torres fue liberada tras un largo día de detención.

 

 

Relatos de la detención

Tras ser liberados, Alina Bárbara López Hernández, Jorge Fernández Era y Jenny Pantoja Torres ofrecieron en redes sociales sus testimonios sobre las detenciones, coincidiendo en que los operativos fueron ilegales, violentaron derechos ciudadanos y reflejan el deterioro del aparato represivo del régimen.

La académica matancera Alina Bárbara calificó su arresto como una demostración de debilidad del Estado cubano, que —según sus palabras— “no soporta la imagen de una persona portando un cartel que pide libertad para los presos políticos”.

Fue detenida sin orden judicial y recluida por casi once horas en condiciones deplorables, en una oficina sin ventilación, con mobiliario deteriorado y un baño “peor que el de una terminal de ómnibus”.

Durante su encierro, mantuvo un tono desafiante, entabló diálogos con los agentes y denunció la arbitrariedad del proceso. Gritó consignas desde su encierro —“¡Libertad para los presos políticos!”—, provocando nerviosismo entre los oficiales.

Incluso fue confrontada por un supuesto “psicólogo” de la Seguridad del Estado, que intentó burlarse de su activismo. Ella le respondió que “ningún régimen opresivo ha podido sostenerse indefinidamente sobre el miedo” y le recordó que el sistema cubano está “carcomido por su ruina moral y económica”.

“Se pasaron tres pueblos al detener a mi hija y meterla en un calabozo”, escribió, subrayando que su decisión de seguir protestando no se verá afectada por las amenazas.

El periodista y escritor Jorge Fernández Era contó que llegó a Matanzas antes del amanecer para unirse a la protesta del 18, sin imaginar la magnitud del despliegue policial. Describió el centro de la ciudad “repleto de uniformados y funcionarios nerviosos”, coincidiendo con la sesión virtual de la Asamblea Nacional del Poder Popular que ese mismo día reunía a los diputados locales.

Fue arrestado junto a Lilian Borroto cuando se dirigían a la unidad policial donde presumían que estaba Alina. En su testimonio narró que fue recluido en un patio insalubre, bajo el sol y rodeado de aguas estancadas, donde observó la miseria y la deshumanización del sistema penitenciario.

Relató su intercambio con una oficial que le aseguró que “la policía cubana es la más humana del mundo”. Su respuesta fue irónica: “Se supone que las fuerzas represivas de la Isla no buscan parecerse a otras”.

Horas más tarde fue liberado junto a Alina y Lilian, después de firmar —bajo coacción— actas de advertencia que ninguno reconoció como válidas.

“Estar detenido junto a Alina en una unidad de la PNR es un orgullo que llevaré siempre”, afirmó, al tiempo que lamentó el miedo y la pasividad de muchos cubanos: “Es mucho el daño a la capacidad de pensar”.

Desde La Habana, la historiadora y antropóloga Jenny Pantoja Torres también compartió su testimonio tras ser liberada. Explicó que fue arrestada en el Parque Central, mientras exigía la liberación de Alina, Jorge y Lilian, y defendía su derecho constitucional a manifestarse pacíficamente.

“El derecho a expresarme en un espacio público o a través de cualquier medio de comunicación está recogido en el artículo 19 de los derechos humanos y en la Constitución de Cuba de 2019. Yo estoy en mi derecho como ciudadana cubana”, escribió.

Pantoja describió las condiciones infrahumanas en la estación policial de Dragones y Zulueta, donde fue encerrada. Señaló que el lugar presentaba hacinamiento, suciedad extrema y presencia de chinches, y que “ni las mazmorras medievales tenían tanta podredumbre”.

Aunque afirmó que fue tratada “con respeto” por los agentes, denunció que el estado del recinto era en sí mismo una “violación de la dignidad humana” y una muestra de la descomposición del sistema penitenciario cubano.

“Nos han hecho asimilar un estatus de deshumanización total como si fuera lo normal. Eso es imperdonable”, denunció.

Criticó la ineficiencia de la policía política, a la que llamó a “digitalizar su trabajo y estudiar más”, y concluyó con un mensaje de resistencia:

“Seguiré exigiendo por diversos medios la liberación de los presos políticos y la libertad de Cuba. Al final, todos, hasta los policías, estamos de acuerdo, pero el terror y la inmovilidad cívica nos han sido inoculados hasta los tuétanos. ¡Libertad para todos los presos políticos! ¡Cambio y Constituyente en Cuba, ya!”.

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