Hijo de Fidel Castro, Antonio Castro. (Facebook- Esteban Fernández).jpg
Por Esteban Fernández
Mar 20, 2023 | 1:02 PM
Muchos no conocen la historia. ¿Quién politizó los deportes, la pelota, el boxeo, y todo? ¿Quién se adueñó de nuestra Isla?
¿Fui yo, fue usted, fue el viejo Atanacio, fue Ñico Pan de Gloria, fueron nuestros padres, fue mi abuelo? No, fue un monstruo que convirtió a la Isla en su latifundio personal. Y al morir todo quedó igual. Nuestro archipiélago fue heredado por Raúl, por su hijo Alejandro Castro, por Díaz Canel y por Antonio Castro Soto del Valle, en la foto.
Teníamos cuatro tines de béisbol ajenos a todos los gobiernos de nuestro país. Los desaparecieron, los convirtieron en montones de conjuntos y la gente comenzó a llamarlos con mucha razón “los equipos de Fidel”.
Antes el pelotero era un ser independiente, libre, iba y venía al extranjero, y nadie sabía ni le interesaba si Roberto Ortiz, Willy Miranda, Edmundo Amorós, eran priistas, batistianos, auténticos, ortodoxos, católicos, protestantes o testigos de Jehová.
Cuando los castristas se cogen el béisbol, entonces una victoria del team cubano representa “una victoria de la revolución”, las medallas las entregaba Fidel y después uno de sus edecanes, o a veces su hijo Antonio.
Les exigen adhesión a los peloteros, son víctimas con un poquito más de privilegios. Y cuando salen al exterior vienen en representación del régimen comunistas de Cuba. A mí me son antiflogitinicos antiespasmódicos.
Y no son ellos solos, si vienen un grupo de campesinos, o de ingenieros, de basquebolistas, igual llegan en una misión de la Cuba castrista.
Los médicos cubanos en Venezuela, en Africa, los que están en esos países son comisionados de la tiranía. Y el régimen recibe una enorme tajada en dólares de las ganancias.
Y el mayor éxito del castrismo es que todos los que salen de Cuba en esas condiciones: artistas, cantantes, boxeadores, músicos, comediantes, peloteros, logran dividirnos aún más.
A mi no me dividen porque ya yo estoy dividido, me da lo mismo si es un pelotero, un acróbata de un circo, un esgrimista o un ajedrecista, todo el que brinque el charco, y denuncie con todos los hierros al régimen opresor le digo “bienvenido seas, que Dios te acompañe”.
Mientras el que se quede firme representando la basura aquella “pa’llá pa’llá” no lo quiero ver ni en pintura.
El que quiera culparme por mi proceder está errado, la culpa es de los hermanos Castro, de pinchos y mayimbes, y de una tiranía perversa que ha pulverizado a Cuba por 64 años tres meses y medio.
POSDATA
Y que conste, el equipo cubano -a pesar de la aplastante derrota- debe sentirse contento porque Fidel vivo le hubiera dado cuatro bofetadas a varios de los jugadores y fusilado al manager.