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TV cubana: de la señal analógica a la señal de palo y piedra

Foto de Ricardo IV Tamayo en Unsplash

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

Oct 5, 2024 | 10:00 AM


La caída de la señal digital terrestre en toda Cuba la noche del domingo 18 de agosto durante la transmisión del programa Tras la Huella, interrupción que se mantuvo por 59 minutos, ha vuelto a colocar las miradas sobre los planes triunfalistas del régimen y su posterior secuencia de erratas. Los debates en el barrio no se han hecho esperar. Iremos por parte, pues cuando se trata de Cuba bajo dominación comunista los problemas vienen en ramilletes.

Lo primero, la infraestructura técnica de la Isla no estaba preparada para dar el paso de la señal analógica a la digital. Por tanto, al igual que el proceso de bancarización el asunto comenzó con el pie izquierdo. Pero, como sucede con todo lo referente a la dictadura el cambio de señal televisiva se convirtió de la noche a la mañana en una prioridad ideológica, de que sí porque sí. Una tarea de la Revolución. Lo importante era demostrarle al mundo cómo un país bloqueado por el imperio asume retos propios de las grandes potencias capitalistas.

Llama la atención que en la mañana de esa misma jornada hubo serias interrupciones en los servicios digitales del Banco Metropolitano y en sus plataformas afines, como Transfermóvil y EnZona. A esto se suma la perenne débil conexión a la red en oficinas como correos y otras dependencias estatales.

“¿Habrá cama para tanta gente?”, preguntó un cubano de a pie cuando en medio de los debates hacía alusión a la pobre infraestructura y equipamiento para asumir la digitalización de la sociedad cubana. Como se aprecia, que la gente no está ajena a esto, las limitaciones técnicas que hoy existen en Cuba, y que el régimen pretende suplir con voluntarismo y triunfalismo, es condicionante para que el producto digital no sea de calidad.

La segunda cuestión a tocar a raíz del apagón televisivo del 18 de agosto radica en las consecuencias de la chapuza en la proyección y ejecución de los grandes planes de la dictadura, consecuencias que paga el pueblo. Cuando se elaboran y se emprenden estos proyectos las autoridades lo emprenden bajo la base del sacrificio de los de a pie. Es un hecho que se da por descontado a la sazón de que para el poder quien menos cuenta es el pueblo.

Y aunque luego de los fatídicos 59 minutos de interrupción la estatal RadioCuba informó en un comunicado que los servicios estaban restablecidos gracias a la labor de técnicos y especialistas, quién sentado frente a un televisor no ha sido víctima de la caída constante y por breves segundo de la señal televisiva. Eso sucede constantemente, solo basta vivir en Cuba. Resulta que, como siempre, el régimen volvió a prometer el cielo con escalera sin peldaños: a medias quedó la promesa de que antes del paso a la señal digital cada familia cubana contaría con una caja decodificadora.

El ofrecimiento se perdió por el camino, como otras tantas cosas prometidas a lo largo de 65 años, mientras la tarea de la Revolución continúa imponiéndose a costa del sacrificio de la gente. Pero, como si la leche de la vaca fuera poca, el lunes, horas después del apagón televisivo del domingo, el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso informó en su cuenta de Facebook sobre una nueva interrupción de la señal de la televisión.

Este nuevo descalabro ha disparado las alarmas entre los usuarios. La lectura de todo esto es una sola, nada indica que los apagones televisivos no continuarán sucediendo. Lo que todo sabemos, hoy en la Isla no hay infraestructura ni recursos para los grandes planes, más ideológicos que realistas, en los cuales se involucra el régimen. Ahí están los resultados: TV cubana, de la señal analógica a la señal de palo y piedras. De regreso a las cavernas.


Publicado originalmente en la edición 224 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

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