Foto de Vince Gx en Unsplash
Por el periodista ciudadano Tom Toledo
Sep 15, 2023 | 10:00 AM
La difícil situación económica que vive la nación cubana en la actualidad está influyendo en el comportamiento social de los que permanecen en el país. Pareciera que a las personas que habitan en esta isla no les importa lo que sucede a su alrededor, y que sólo se preocupan de sobrevivir a costa de lo que sea. Es una realidad palpable que en nuestros barrios prevalece la ley del más fuerte, y que la vida diaria se ha convertido en una lucha feroz por la supervivencia.
Lamentablemente el respeto, la consideración por el prójimo y la solidaridad entre vecinos, valores muy característicos de nuestra sociedad, han desaparecido casi por completo, dando espacio al desprecio, la violencia y las faltas de respeto entre conocidos. Hasta hace sólo unos pocos años era común ver a los vecinos comportarse como familia, la gente se ayudaba en los momentos difíciles y de escasez. Se brindaban lo poco que tenían, azúcar, un puñadito de sal, dos cubetas de agua y una pastilla para el dolor de cabeza, eran compartidos sin ningún problema. Las relaciones fluían a pesar de los inconvenientes materiales.
Hoy en día todo es diferente, la gente se pelea y se agrede por cualquier cosa. Se conocen casos de peleas violentas entre conocidos, simplemente por no compartir el agua que llega por el acueducto, o por el lugar en una cola para comprar algo deficitario. Un triste ejemplo de lo expuesto anteriormente ocurrió hace solo tres semanas en el poblado Los Güiros, cuando dos familias se enfrentaron a machetazos luego de acusarse mutuamente de acaparar el agua que estaban recibiendo por el acueducto.
Es verdad que las limitaciones que se viven causan mucho estrés, pero nada justifica estos hechos y que personas que enfrentan el mismo problema, descarguen su ira e impotencia entre ellos mismos.
Todo esto tiene como responsable al sistema que ha imperado en este país por más de seis décadas. Son pocos todavía los que se atreven a descargar sus sentimientos contra el verdadero causante de nuestras desgracias.
Los más viejos de casa les inculcan a los más jóvenes el miedo a protestar ante el régimen gobernante, sin embargo no vacilan en decirles que si alguien en la calle se mete con ellos cojan un palo y se lo rajen en la cabeza.
Esto constituye una paradoja que daña profundamente a la sociedad cubana, convirtiéndola en violenta pero manejable y dócil por los que gobiernan y originan sus problemas.
Publicado originalmente en la edición 101 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Páginas Villareñas.