La bahía de La Habana continúa luciendo sucia y contaminada, a pesar de recibir fondos millonarios
provenientes de organizaciones internacionales, destinado a su saneamiento.
El vertimiento de sustancias tóxicas por más de un centenar de industrias y la acumulación de desechos sólidos
en la franja costera, contribuyen a un acelerado deterioro medioambiental.
Expertos consideran que limpiar la bahía demoraría años y requeriría de grandes financiamientos debido a
su alta carga contaminante, una iniciativa poco probable por parte de la dictadura cubana que transita por una constante crisis económica.