Cartel ilustrativo Prisoners Defender
Por René Gómez Manzano
Feb 14, 2023 | 11:25 AM
Me enteré de la más reciente maniobra del régimen dictatorial nicaragüense de Daniel Ortega a través de la emisora chavista TeleSur. Ese medio de agitación y propaganda del “socialismo del Siglo XXI” es, aparte de la no menos manipuladora y mendaz RT en Español —portavoz de otra dictadura impresentable: la de Putin en Rusia—, el único que goza en nuestra Patria del discutible privilegio de contar con un canal para airear al público cubano sus manipulaciones, medias verdades y mentiras.
En la pantalla aparecía la imagen del anciano mandamás de la patria de Rubén Darío. Lo flanqueaba su heredera y esposa Rosario Murillo. El espectáculo, de por sí desagradable, se completaba con la voz del dictador, que se repetía una y otra vez, y con uno de esos titulares tendenciosos y repulsivos que suelen obsequiarnos las emisoras rojas.
Ortega, en pose prepotente, mencionaba uno tras otro los nombres de los presos de conciencia que su régimen acababa de deportar a Estados Unidos, al tiempo que, en relación con cada uno de ellos, afirmaba que había ascendido al avión de manera tranquila. El titular de TeleSur era francamente asqueante: el término empleado para caracterizar a los aludidos era el de “traidores”.
El diario castrista Granma también se hace eco del sucedido, y lo hace afirmando que los 222 deportados habían sido sancionados por “diversos actos ilegales, entre ellos incitar a la violencia, al terrorismo y a la desestabilización económica”. Por ende, se emplean también, en el caso de “la hermana Nicaragua”, los enfoques que en casos análogos han primado en la misma Cuba, donde se afirma que los hombres y mujeres del 11 de Julio —y también los demás— están presos no por haber expresado pacíficamente su inconformidad con el régimen, sino por la supuesta comisión de delitos contra la propiedad y la tranquilidad pública.
En el seno de la prensa independiente cubana, de la noticia se ha hecho eco, con notable acierto, Yoani Sánchez. La talentosa colega, en un comentario publicado en 14yMedio, así como en su “cafecito informativo” de este viernes, recuerda que el método de “apresar, condenar y canjear” es “la táctica de los autoritarismos contra los disidentes”.
En ese contexto, la también bloguera califica al dictador Daniel Ortega de “fiel discípulo de Fidel Castro”, y recuerda la jugarreta similar hecha por el fundador de la dinastía antillana con ocasión de los cautivos del Grupo de los 75. Pasando a la Cuba de hoy, Yoani recuerda a los más de 1 000 presos de conciencia con que contamos y especula: “Miguel Díaz-Canel debe sentir que tiene suficiente baza para obtener suculentos beneficios con ellos”.
Abundando en el tema, la colega Sánchez afirma: “Las señales de que una jugada de canje se coordina tras bambalinas no podrían ser más evidentes”. Entre esas indicaciones, ella alude a los comentarios de funcionarios de Estados Unidos que “han advertido recientemente que los presos de conciencia son un obstáculo para la normalización de relaciones entre ambos países”. También menciona las instancias del cardenal Beniamino Stella, enviado especial del Papa, para que ellos sean liberados.
En su podcast, la bloguera insiste en el asunto, aunque señala no creer que sea el momento adecuado para que los continuadores del castrismo hagan una jugarreta similar. Entre las razones que invoca para esto, la directora del diario digital menciona el número notable de esos inconformes (quienes, debido a su gran número, no cabrían en un avión); también señala que el canje, ahora, sería por “migajas”. Como conclusión de su análisis, la colega indica con acierto que los plazos “de gracia” que en la actualidad puede conseguir el castrismo con maniobras de ese tipo son más breves.
Pero a esos argumentos de Yoani yo agregaría uno más, y nada desdeñable: ahora mismo, en esta Cubita bella de antaño (que los comunistas han transformado en una sucursal terráquea del Infierno) son montones los ciudadanos de a pie que pagarían gustosos varios años de encierro (aunque los padezcan en las dantescas cárceles políticas del castrismo) con tal de lograr emigrar a Estados Unidos.
¡No digo yo al gran país del Norte! ¡Si ahora mismo hay cientos de miles de compatriotas nuestros que, abrumados por la calamitosa situación que sufren en su país, se montarían sin pensarlo dos veces en cualquier medio de transporte que los lleve a Haití, Mongolia o Ruanda! ¡O a la mismísima Cochinchina!
En ese contexto, un avión (o una flotilla de ellos) que transportase a Miami a los presos de conciencia del 11 de Julio o de otras fechas, equivaldría a una invitación —¡hecha desde el habanero “Palacio de la Revolución”!— a que los cubanos desesperados se lancen a calles y plazas a manifestarse en contra del régimen que abominan.
Si fueron decenas de miles durante el Gran Alzamiento Nacional Anticomunista del 11 de julio de 2021 , ahora cabría esperar que fuesen cientos de miles o —¿quién sabe!— quizás millones… Los castristas de “la Continuidad” son lo bastante torpes para seguir insistiendo en las mismas recetas económicas trasnochadas que han metido a Cuba en la bancarrota de hoy, pero creo que son lo bastante matreros para no ponerse —¡a estas alturas del juego!— a “cuquear” a sus súbditos desesperados con perspectivas tan halagüeñas como esas.
Parece que la dinastía dictatorial nicaragüense —marido y mujer— hasta el momento no ha logrado arruinar a su país como lo han hecho sus camaradas de la Gran Antilla. Por eso pueden darse lujos como el de deportar a sus opositores a Estados Unidos. ¡Pero los de Cuba, ni pensarlo!