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El cepillo del presidente de la República cubana

Foto de Valentin Salmon en Unsplash

Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes

Jul 9, 2023 | 3:15 PM


Hay muchas formas de insinuar que se necesita dinero, incluidas las variantes diplomáticas o menos vulgares, pero hay que estar realmente necesitado para asumir ciertas poses de mano estirada o pasar el cepillo (sombrero), como suelen hacer los artistas callejeros después de una demostración pública.

El distinguido presidente de la República no escapa a esto. Y es que los países se parecen a las personas. Nadie pone en duda que la tarea fundamental de Miguel DíazCanel en su gira por Turquía, China, entre otras naciones, estuvo presidida por la diestra estirada. La mano llegaba primero que él, se le veía en los ojos.

Debemos comprender que la situación del país no está como para mantener la mano en el bolsillo. Cuba le debe dinero a “malanga y su puesto de vianda”, como apuntan los cubanos de barrio; aquellos sobre los cuales recaen las consecuencias de la deuda, de ahí su derecho a la opinión.

Sin embargo, esa pasadera de cepillo del presidente por los rincones del planeta lo que traerá será ganar tiempo, pues la agonía a que está sujeto el pueblo cubano no acabará si no se producen cambios drásticos en la manera de ver la crisis estructural cubana.

La gente para producir necesita libertad en el corazón, andar hasta donde le den los pies, aunque se “destarren” (pierdan los cuernos en el intento); porque esta es la esencia del ser humano, siempre intentarlo; cuando los que gobiernan no coartan los principios básicos del hombre.

Un cepillo, cepillazo internacional, como el recién concluido en la gira del presidente, es pan para hoy y hambre para mañana, lo ha dicho la sabiduría de la humanidad después de siglos de planeta.

El último de estos disparos, pase de sombrero –la gente lo interpretó así–, ocurrió el 3 de mayo en un encuentro del presidente con las brigadas de solidaridad internacionales que llegaron a la isla para participar del desfile por el Primero de Mayo.

Señores, quién no sabe lo que implica en gastos –que redundarán en beneficios para el país– para cientos de personas, que tendrán que alimentarse, cambiar vuelos, etc., el simple hecho de extender la estancia a cuatro jornadas más.

Personas que perdieron alrededor de 2 000 euros para asistir desde Europa a una marcha que nunca se dio. Nada, que donde se cae el mulo hay que darle los palos.

Las oportunidades no se dan dos veces. Dale cepillo. Hay muchas formas de insinuar que se necesita dinero, incluidas las variantes que incluyen intentos de chistes y risas, pero esta última: se le fue la mano al presidente, el cepillo lo traicionó.

 

Publicado originalmente en la edición 216 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.

 

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