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El minuto de oro, la última promesa del régimen

Foto de Federico Espinosa en Unsplash

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

Oct 17, 2024 | 2:00 PM


Después de convertirse en sal y agua el verano feliz, sin apagones, pronosticado por el presidente de la República a inicio de 2024, luego de dos meses terribles con más mosquitos que luces el régimen se aparece con la última promesa: el minuto uno, para el próximo año, sin consumir combustible importado.

La tierra prometida, fin de los apagones en Cuba. Esto supone abundancia y mucha luz, solo que el minuto viene envuelto en papel de promesa. Señores, cuántas veces ese mismo perro no ha mordido canillas cubanas; mientras la línea del horizonte, donde supuestamente se tocarían las promesas y la realidad, en la medida de la proximidad de la fecha pactada, se aleja y se aleja como temiendo al contacto.

“El minuto de oro”, como inmediatamente los cubanos de barrio han rebautizado en tono de chanza a estos 60 segundos bañados en el metal dorado, lejos de generar expectativa de progreso en la juventud ha incrementado la venta de boletos de avión rumbo a cualquier rincón del planeta.

En otras palabras, el minuto áureo, con su ADN de promesa, supone más de lo mismo: continuidad de la miseria. En las comunidades de a pie, donde aterrizan por excelencia estas catervas de esperanzas, o a donde van dirigidas desde el poder, y a su vez barómetro del cráter que generan los impactos, algunos ciudadanos son del criterio de que el minuto, soltado sin paracaídas en la mesa redonda por el ministro de Energía y Minas Vicente de la O Levy, guarda semejanza de gemelos con el vasito de leche prometido hace años por Raúl Castro.

El asunto del gran minuto, que ha traído más risas que pensamiento serio -el descrédito del régimen propicia esto-, no se presentó solo: la idea aparejada, según De la O Levy, lo van a engordar. Al principio la gente no entendía, pues allí caben nada más 60 segundos por mucho tiempo que se mastique; pero más tarde apareció la metamorfosis: pasar del minuto a la hora y luego al día, generando electricidad sin petróleo importado.

El temor, aunque todo muy lindo, ¡uff!, desde la Mesa Redonda, el lugar de los grandes acontecimientos, la Meca del triunfalismo revolucionario. No obstante a lo que pueda suponer esta gran noticia, lo que se pudo advertir en los barrios, pocos se han tomado en serio el asunto del minuto a engordar. Y esta es la gran lectura. ¡Por algo será!

El tiempo dirá, aún faltan algunos meses para que tropiecen los 60 segundos bañados en oro 2025. La última promesa del régimen al pueblo cubano. ¡Ah!, no se aceptan justificaciones. El bloqueo está quema´o.

 

Publicado originalmente en la edición 225 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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