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El salario en Cuba no resuelve las necesidades básicas de los cubanos

Foto de Ricardo IV Tamayo en Unsplash

Por el periodista ciudadano Lidier Pérez

Sep 12, 2024 | 2:00 PM


Desde inicio de los años 60´, las políticas salariales establecidas por el régimen cubano, no han garantizado la adecuada correspondencia, entre el salario y la satisfacción de las necesidades básicas. Permeadas de errores provocados, por el voluntarismo, la improvisación, el analfabetismo económico y la ignorancia de la verdadera naturaleza y funciones del salario, los gendarmes del sistema han hecho del mismo un ingreso sin valor de uso alguno.

Las continuas reformas salariales improvisadas en décadas pasadas y las recientes, no logran resultados algunos porque se olvida que el salario debe garantizar una vida digna y para ello tiene que estar sustentado por una economía fuerte que sea capaz de garantizar una oferta continua y estable, que abarate los precios y permita darle un adecuado valor a los ingresos por concepto de salario. Que en Cuba el salario apenas alcanza para cubrir con mucho los primeros diez días del mes, es una verdad innegable que todos conocemos.

Hablar del tema es redundar, el problema que merece debate es la ignorancia oficial sobre esto. Los desesperados paquetes de medidas impuestos por el régimen en loúltimos años, muestra la incapacidad por entender el problema y deja bien claro que solo una economía sólida puede devolver el valor real del salario en Cuba, y sobre ese particular tampoco el régimen tiene la solución, porque ha sido el verdugo que ha decapitado a la maltrecha economía cubana, que hoy agoniza irremediablemente, de no producirse un cambio en la isla. Por tanto será ilógico hablar de salario como garantía de vida para la población.

Hoy solo se convierte en una limosna oficial, que se ofrece a los obreros, convertidos en esclavos del sistema. De todo lo anterior se concluye que nadie vive del salario encuba. Las medidas y regulaciones promulgadas sobre política salarial están condenadas al fracaso pues la falta de correspondencia de este con la calidad y cantidad de trabajo aportado por el trabajador y el bajo poder adquisitivo del salario es una dura realidad.

 

Publicado originalmente en la edición 187 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

 

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