Foto de Ellen Carlson Hanse en Unsplash
Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera
Aug 12, 2024 | 10:00 AM
El índice de envejecimiento poblacional en Cuba la ubica entre uno de los países a nivel internacional y dentro del área de América Latina con mayor número de personas de la tercera edad. Estas estadísticas revelan problemas sensibles que el régimen cubano no puede descuidar.
Al ritmo d que hoy marcha la tasa de envejecimiento poblacional y el continuo éxodo de jóvenes, dentro de veinte años las personas de la tercera edad en la isla representarán casi el 50% de la población, si tenemos en cuenta que en la actualidad, según estadísticas oficiales el 20,6% de la población cubana ya tienen más de 60 años de edad y esto supone nuevos retos a vencer.
Este comportamiento de las estadísticas demográfica es hoy un tema que no deja de preocupar a muchos cubanos quienes ven en peligro el futuro, calidad de vida y bienestar general de la población longeva del país, y más aún en medio de un difícil escenario económico complejizado desde el inicio la mal llamada tarea reordenamiento y todas las políticas de ensayo económico improvisadas por el régimen cubano, cuyos resultados han sido un agravamiento cada vez mayor de la existencia de los cubanos y en particular de nuestros viejos, como solemos llamarlos cariñosamente.
En estas difíciles condiciones marcadas por las crecientes limitaciones y carencias materiales se desenvuelve la vida de los ancianos cubanos, para quienes vivir se ha convertido en un reto diario que no excluye sobreesfuerzos algunos, para alimentarse. La puesta en vigor en enero del 2021 del paquete de reformas oficialista, conocido como Reordenamiento económico, cambió de manera violenta las condiciones de vida de los ancianos cubanos, abriendo las puertas a las limitaciones y pobreza que envolvieron la existencia de este grupo poblacional vulnerable.
Ancianos viviendo como vagabundos en las calles, sin un techo ni alimentos, fue una de las imágenes que comenzaron a observarse en todas las calles de pueblos y ciudades de la isla, como referentes visibles del abandono oficial del régimen hacia la tercera edad.
Mientras que las voces solidarias se alzan dentro y fuera de la isla a favor de los ancianos cubanos, el discurso oficial que prometía no dejar a nadie desamparado, ha sido solo una verborrea inútil , que se escuda en la falta de recursos. Una retórica que aboga por la vida, pero que al final colabora con la muerte.
Las miserables pensiones de apenas 1500 pesos mensuales que reciben nuestros queridos viejos, no les alcanza para alimentarse y cubrir sus necesidades básicas. La indetenible inflación que se vive se ha convertido para ellos en un fuerte oponente que les roba cada día pedazos de vida.
Para estos cubanos desvalidos no bastan discursos oficiales, ni promesas de mejoras o ayudas que se quedan en papeles, se requieren acciones concretas que le devuelvan las esperanzas para vivir. No podemos desentendernos e ignorar el futuro de la tercera edad en la isla porque esos que hoy peinan canas. No podemos olvidar su condición de hoy, porque será la nuestra dentro de unas décadas, sino hacemos lo que debemos de hacer por ellos.
Publicado originalmente en la edición 185 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano