Artemisa, Cuba, (ICLEP). Un cubano en extrema pobreza, que dijo tener por nombre Julio Martín, bendijo públicamente los destrozos provocados por el huracán Rafael en plena calle y ante el asombro de sus vecinos, muchos de ellos lo habían perdido todo.

Según él, el derribo de un cocotero frente a su casa, ubicada en la calle 50 camino a reparto El Chalet, le permitió calmar el hambre que arrastraba de más de dos días de inanición. “¡Gracias Rafael!”, dijo Martín, mientras levantaba ambos brazos al cielo y en medio de la calle ante el pasmo de quienes se habían quedado sin nada.

Lo concluyente en este extraño suceso, superada la repulsa inicial de quienes fueron testigo del espontáneo episodio, resultó que al final los presentes bajaron bandera, incluida la cabeza, para comulgar en razón muda con Julio. “Es la Cuba que tenemos hoy, con o sin huracán Rafael, bajo administración comunista”, dijo a El Majadero la vecina de Martín, Josefina Izquierdo Castro.

“Gracias a Rafael aquí tengo comida, cocos, para algo más de dos semanas. Libré por un tiempo, 15 días. El ciclón me salvó el pellejo. Este mes no ha venido nada a la bodega. Estoy contento con Rafael”, declaró al boletín el artemiseño. Emilio Rosell Sánchez, presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) en la calle 50, dijo a los reporteros: “Es cosa de locos. Miren, nadie puede estar de acuerdo con los destrozos de un huracán sean cuales sean las razones. Fue un hecho aislado. Es el loco ese de la esquina”.

Publicado originalmente en la edición 228 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa