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Recuerdos de una madre que perdió su familia por la migración ilegal

Foto de Gower Brown en Unsplash

Por la periodista ciudadana Mayara Ruíz López

Mar 3, 2024 | 11:00 AM


Manuela López Rodríguez, una anciana que reside actualmente en el barrio de Dobarganes, nunca olvidará el 12 de febrero de 2020, fue el último día en que vio a sus dos hijos y a su hermano más pequeño.

La señora le contó a nuestro medio, que luego de almorzar los cuatro juntos en el portal trasero de su casa, como era costumbre familiar, los jóvenes le dijeron que iban a realizar un trabajo fuera de la provincia junto con su tío y que a lo mejor demorarían dos o tres días en esa gestión, lamentablemente nunca regresaron a casa.

Unos días después conoció la noticia por boca de unos vecinos del barrio, sus parientes se encontraban desaparecidos junto a otros cuatro jóvenes de la comunidad que partieron de noche en un pequeño bote de madera hacia Estados Unidos.

"Yo sabía que querían irse del país, incluso que mi hermano menor estaba en esos asuntos con ellos, lo que nunca supe que saldrían en un bote y de noche. Aunque soy una persona de 72 años de edad y de muy pocos estudios siempre he sido objetiva, por lo que si me lo hubieran dicho no se los habría permitido”, aseguró con lágrimas en sus ojos.

La señora López Rodríguez aseguró que desde la desaparición de sus hijos Anniel y Lorenzo, de 23 y 25 años respectivamente, y de su hermano Rodrigo de 45, nadie del gobierno cubano ha venido a interesarse por ellos y brindarle algún tipo de ayuda o apoyo.

“Mis hijos vivían aquí conmigo y mi hermano en la casa que está al lado de la mía, los tres trabajaban como animales en una empresa de la construcción del gobierno donde le pagaban una miseria. Al no ver oportunidades de mejoría decidieron irse en busca de un futuro mejor. Por desgracia no tenían dinero ni un familiar en el extranjero que los ayudara a salir legalmente”, lamentó.

También dijo que una semana después de la salida, algunas personas de su barrio comenzaron a comentar que habían llegado, que estaban en unos cayos de la Florida y que uno de ellos había llamado por teléfono a un familiar.

“Ya perdí todas las esperanzas y sé que mis seres queridos perdieron la vida tratando de salir de este infierno. Sólo quisiera que Dios me de fuerzas y que antes de morir todos puedan ver juzgados y presos a los dirigentes que han provocado tanto dolor a las familias que han perdido a uno de los suyos y sobre todo a las madres que han visto partir a sus hijos”, refirió.

Publicado originalmente en la edición 112  del medio de comunicación comunitario del ICLEP,  Páginas Villareñas.

 

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