Foto de Bernhard_Staerck en pixabay
Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera
Jun 2, 2023 | 10:00 AM
Este 19 de mayo que pasó se cumplieron 128 años de la muerte en combate de José Martí, en Dos Ríos y el mejor homenaje que se puede rendir, es despojarlo de la manipulación política a la que ha estado sometido durante más de 60 años.
Durante décadas el régimen cubano ha enarbolado como estandarte político, el pensamiento y obra de Martí, para hacer ver al proceso político en la isla como genuino representante del ideario político del maestro, una verdadera farsa que necesita ser reivindicada.
El Martí real fue un demócrata revolucionario, que quería la independencia política de Cuba y el establecimiento de una república democrática, "con todos y para el bien de todos", no de unos pocos que se han perpetuado en el poder y usan la patria como pedestal para beneficio personal.
Los ideales democráticos de Martí incluían a todos los buenos cubanos, no un grupo "selecto e intocable de individuos", que se levantan sobre el sudor y dolor de un pueblo. Martí conoció el comunismo del siglo XIX, pero no simpatizó con él, evidencia de ello son sus críticas personales a su amigo entrañable Fermín Valdés Domínguez, por sus simpatías socialistas.
Erigidas sus ideas, como bandera del régimen cubano, José Martí ha sido mal interpretado y utilizado en un proceso intencionado de manipulación de las masa.
Las simpatías de todos los cubanos hacia Martí y el desconocimiento de los contextos en los cuales expresó muchas de sus ideas políticas, han sido parte de este engranaje mediático y manipulador.
Muchas de sus frases son descontextualizadas y usadas para justificar procedimientos y acciones políticas, en un intento desenfrenado de arrastrar voluntades.
Discursos políticos de la dirigencia castro comunista y cuanto evento político se ha realizado en el país, ha tenido el toque amañado del régimen, con alguna idea o expresión del pensamiento martiano.
Despojar a nuestro apóstol de tales manipulaciones y ultrajes políticos, es una necesidad de estos tiempos. Martí es de todos los cubanos, y no puede ser el Caballo de Troya de ningún interés mezquino.
Publicado originalmente en la edición 157 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano