Foto de Ricardo IV Tamayo en Unsplash
Por el periodista ciudadano Leinier Álvarez García
Nov 25, 2024 | 10:25 AM
Por las acciones actuales del régimen no hay que ser académico de la Economía, ni estudiarse el panfleto de los ilustres de Chicago, para dar con tal información, basta un letrado de barrio, de esos que desde hace 66 años sufren de dictadura.
¿Quién mejor que ellos para dar con la respuesta? Y lo grande de la investigación, cualquier vecino da con el asunto. En medio del huracán de prohibiciones del poder al sector privado hay una reciente que resalta, es como ponerle la tapa al pomo: la referente a las importaciones.
Esto, cuando la experiencia humana dicta rumbo contrario, acabar de liberar las fuerzas productivas. ¿Qué significa? Liberar a los cubanos que puedan trabajar, crear, que puedan ser amos del fruto de sus ganancias.
El aldabonazo castrista, la última metedura de pata, o resolución 166 de 2024 -que de toda esta gente de allá arriba, lo único que cae sobre el pueblo cubano es una lluvia de decreto y resoluciones en lugar de un boniato-, publicada en Granma, disponible en la Gaceta oficial NO. 95 del 4 de octubre dice: “Tiene como principal objetivo facilitar el acceso para importar o exportar bienes y servicios, y que el ajuste en lo establecido se debe a la identificación de distorsiones en las operaciones de comercio exterior…”.
Dice el cuento de quien tú sabes, que la resolución incluye un anexo con más de 40 empresas estatales autorizadas para realizar operaciones de importación y exportación en nombre del sector privado; donde el medio independiente Diario de Cuba asegura: “La nueva normativa se suma a los últimos decretos leyes que asfixian a las mipymes y demás negocios privados, y que según el Gobierno buscan fortalecer el funcionamiento de la empresa estatal socialista”. Como se aprecia de facto, amén del carácter oficial del dictamen, siguen apretando.
Primero, el detalle no siempre advertido a no ser por los analistas callejeros, hay que corregir las distorsiones que crean ellos mismos. Segundo, la pregunta, a qué se dedica el régimen. A poner traba en todo, y qué resulta: desestimula. Y no solo que no se produce, sino, como alguien dijo, otra de barrio, que desestimula al cubano que tiene ideas, que es emprendedor. Fin de la historia, qué ocurre y continuará ocurriendo, hambre, necesidad y que las personas escapen de Cuba.
A la iniciativa privada no se le puede seguir poniendo restricciones. Lo que hoy estamos viviendo habla de eso. No hay otro camino que la libertad del cubano para todo. Señores, es sencillo, ¿qué hay que ver en todo esto?
La última resolución. ¿dónde está el futuro? Nada, “cien años más de soledad”, de miseria, de apagones, y de protestar con los pies. Hemos concluido, y con toda seguridad podemos afirmar que la investigación callejera a punta de lápiz ha dado en la diana sobre quién es el responsable de los altos precios en Cuba. ¡Viva el barrio!, a quienes nos dedicamos.
Publicado originalmente en la edición 227 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa