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Verdad dura, pero real la que nos dijo nuestro Apóstol

Tomada de Canva

Por el periodista ciudadano Pedro Luis Hernández

Apr 2, 2023 | 3:00 PM


En 1891, José Martí escribió en su memorable ensayo Nuestra América: "El vino de plátano, y si sale agrio es nuestro vino." una expresión muy alejada de la realidad y de lo que el régimen pretende imponernos todos los días. Cuando el Apóstol, hablaba del vino, no quiso decir que tenía que salir agrio, más bien dejaba la posibilidad de aceptar que si salía con un mal sabor, era nuestra responsabilidad y no la de nadie más. Algo muy contrario a lo que pregona la dinastía gobernante en la Isla. Lo que sucede en Cuba, es nuestro problema, el vino se ha hecho con nuestras manos, son nuestros problemas y sobretodo lo tenemos que resolver.

Las excusas y el culpar a los vecinos, nunca ha sido la mejor receta para arreglar los problemas de casa. Una mirada desde adentro nos lleva a una reflexión precisa. La vida se mueve dentro de dos categorías: causa y efecto, somos responsables de nuestras decisiones y tenemos que asumirlas . Muchas preguntas tienen una sola respuesta. ¿Por qué Estados Unidos estableció un embargo sobre la Isla desde la década del 60'?.Porque el régimen cubano, quitó y expropió propiedades que no le pertenecían, que pese a cual quier argumento que se esgrima, violan uno de los de los derechos más sagrados que existen: el derecho de propiedad. ¿Por qué se ha agudizado la actual crisis económica en el país, si tenemos las mismas industrias y tierras de cultivo que antes de 1959?. Por la incompetencia y fracaso de un modelo político, dependiente, incapaz de garantizar un desarrollo adecuado de las fuerzas productivas y una dirigencia acomodada a los placeres del poder.

¿Cómo entender que una isla que llegó a ser la azucarera del Caribe no se produzca azúcar suficiente para garantizar el consumo interno?. Por la falta de visión del régimen, que destruyó la infraestructura industrial que sostenía a esta importante industria. Muchas son las preguntas, pero las respuestas están aquí, dentro del país. Cuando Martí hablaba del vino, no fue nunca su idea dejar por sentado que tenía que ser agrio por naturaleza u obligación, que debíamos conformarnos con ello o aceptarlo de manera pesimista o fatalista. Esto constituye una afrenta a su pensamiento y una manera sutil de sembrar en cada cubano una actitud de resignación y aceptación. Nadie puede obligarnos a tomar un vino agriado, no es la norma en las buenas mesas.


Publicado originalmente en la edición 153 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano

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