logotipo ICLEP

La cojera del régimen cubano no se puede ocultar, ahí está la bancarización

Foto de Ricardo IV Tamayo en Unsplash

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

Aug 17, 2024 | 10:30 AM


“Primero se descubre a un mentiroso que a un cojo”, chanza popular que parece haber sido creada para retratar al régimen cubano, ¡y mira que al cojo le cuesta ocultar su cojera! La algarabía del Gobierno para imponer la bancarización apuntaba a rutas hacia la modernidad; luego se supo la verdad, no contaba con efectivo suficiente ni recursos para imprimirlo. Pocos cubanos de a pie asimilan la lógica de quienes mandan en Cuba, de siempre intentar pasar gato por liebre. Si no tupen a nadie, por qué lo siguen haciendo.

Son tantos años de mentiras, que a estas alturas del juego quién cae es con conocimiento de causa. A cada medida propuesta por las autoridades, en supuesto beneficio del pueblo, hay un fruncir masivo de ceño a lo largo y ancho de toda la Isla. Simplemente, la gente lo asume con reservas.

Se trata de un perro que anda mordiendo canilla cubana desde hace 65 años. Sucedió con la bancarización, cuya propaganda virtualmente ubicaba a los nacionales, en un futuro no muy lejano, en el portal del primer mundo; todos modernos los de acá y con levitas.

A la vuelta de unos años qué tendríamos los ciudadanos de aquí adentro, asco al asqueroso papel moneda, siempre lleno de gérmenes malignos. Para quienes mostraban desacuerdo, las insinuaciones oficialistas de “primitivos”, por no comprender hacia donde marchaba el planeta.

Aunque muchos de los que la dictadura imagina tontos, sospechaban que se trataba más de falta de recursos para imprimir nuevos billetes y menos de modernidad. Había una razón elemental, el país no contaba con infraestructura para asumir semejante reto.

La mitad de la red de cajeros automáticos estaban fuera de servicios, por solo citar una de las tantas dificultades que afrontaría la medida, impuesta de por sí; a raja tablas. Sin embargo, llegó el tiempo; y el tiempo no deja pasar una: sobre la mesa está en cuanto pueblo tiene la Isla que la bancarización en Cuba ha sido un soberano desastre.

Pero mostremos algunos hechos puntuales en los municipios de la Artemisa profunda. Guanajay: trabajadores y jubilados deben esperar a que las empresas estatales depositen efectivo en el banco, para que después de las cuatro de la tarde con ese efectivo recaudado, que en ocasiones es una miseria, el cajero automático sea habilitado con dinero.

Es de imaginar, que acceder al salario, supone un calvario de varios días. Caimito: es otro de los tantos municipios en Cuba que no cuenta con cajeros automático; de ahí que el castigo sea doble para extraer el monto de los salarios.

Pese a que los lugareños solo dependen de la caja ventanilla de la sucursal bancaria para todo tipo de gestión comercial, el salario de los trabajadores se le deposita en tarjetas. Artemisa: reinician actividad cajeros automáticos en la ciudad luego de varios días sin dinero, solo que con serias limitaciones. Entre ellas, adiós a la extracción de 3 000 o 2 000 mil pesos en la jornada presente, el monto no podrá ser más de 500 pesos.

Muchos otros pueblos en igual situación los hay; y con episodios humillantes, como las riñas en las colas para acceder al salario, después de trabajado. Pero, hasta aquí llegaremos contando catálogo de miseria, de una medida vendida por las autoridades como de gruesas mejorías “hacia un mundo exquisitamente mejor” en la Isla. ¿Modernidad o falta de recursos para imprimir nuevos billetes? El tiempo ha dicho, y dijo: “Primero se descubre a un mentiroso que a un cojo”; y la cojera del régimen cubano no se puede ocultar, ahí están los resultados de la bancarización forzada.

 

Publicado originalmente en la edición 221 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

0 Comentarios

Añadir comentario