Foto de Guille Álvarez en Unsplash
Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes
Jul 20, 2023 | 1:40 PM
A fuerza de realidad las esquinas cubanas, el lugar predilecto del ciudadano de a pie en la isla para ventilar entre similares los temas de actualidad y los agobios cotidianos, en los últimos tiempos ha cambiado de color. Otros, son los temas de las tertulias diarias.
Ya a nadie interesa, como pasaba tiempos atrás en los acalorados debates, quién es mejor: si Messi o Cristiano, o los entuertos de la pelota. Las desazones de la Serie Nacional, que va de mal en peor marcado por el descontento de los peloteros, han quedado en segundo plano. Tanto así, que la gente ha dejado de comentar el bombardeo de chícharo y picadillo bajo el cual están sujetos los peloteros después de una jornada de doble juego bajo los rigores del sol caribeño.
Tema que hace no mucho era considerado pan caliente. Hoy los temas son otros y por lo general de carácter urgentes. El asunto obligado en las esquinas es “en cuánto está el arroz o los frijoles” y si el “merolico” Fulano de Tal tiene más barata la libra de boniato que el cojo de la calle X; o si el precio del tomate volvió a aumentar esta mañana. Cristiano y Messi han dejado su fútbol en el fondo de las jabas cubanas.
Aunque la trama de estos lugares naturales de reunión parezca de menor peso, para el régimen cubano las esquinas de la isla, donde la gente suele despotricar palabras a sus anchas, siempre ha sido de sumo interés. Se trata de que un día se habla de arroz y frijoles, pero otro día, puede que no, y el régimen es complejista.
Para un gobernante, tumbarlo del poder en su cabeza es tan malo como hacerlo en realidad: no lo deja ser feliz, apenas duerme y se mira constantemente en el espejo. Se trata del síndrome del dictador: advierte enemigos por doquier. Basta apreciar los intentos de la dictadura por sindicalizar las equinas bajo el rótulo de “peñas deportivas”.
Engendros que se propagaron por todo el país desde que comenzaron a reunirse más de dos personas en un cruce de dos calles. Dos cubanos reunidos huele a peligro. La preocupación de los gobernantes es sencilla: mientras se hable de fútbol y pelota no hay problemas, sin novedad en el frente; pero, debates sobre escasez de comida y su posible responsable presupone amanecer con el pie derecho: de la falta de comida a la protesta sólo hay un paso de distancia.
Hoy en los barrios o en las peñas deportivas a lo largo del país, espacios usurpados por el régimen, de lo que menos se habla es de pelota. Hay hambre en la calle y las esquinas cubanas han cambiado de color.
Publicado originalmente en la edición 217 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.