Foto tomada del perfil de YordanisRL en Youtube
Por el periodista ciudadano Leinier Álvarez García
Dec 17, 2024 | 10:00 AM
Como si del mal en la Isla no encontráramos fondo, el tránsito del huracán Oscar por la llamada costa cubana del níquel, franja que se extiende entre el poblado Moa y el asentamiento aledaño Punta Gorda, ambos pertenecientes al municipio holguinero Moa, ha provocado severos daños a la infraestructura de la poderosa industria que opera en la zona, la Sherritt International. A la vista, más miseria para el pueblo.
Revisemos los elementos previos que aquejan a esta industria generadora de importantes ingresos, antes de la llegada del temporal a la zona oriental del país. Análisis necesario, debido a que en Cuba por alguna razón las calamidades están entrelazadas y no llegan aisladas, caen en paquetes como los fotones de la luz. Las innatas deudas del régimen.
La firma Sherritt International, socia extranjera, había pactado con el Gobierno cubano la liquidación en cinco años a partir del 1 de enero de 2023 una deuda de 362 millones de dólares canadienses (260 millones de dólares estadounidenses), debido a pagos no respetados.
El pago del saldo por medio de cobalto, recurso difícil de arrancar a la tierra y de alto valor agregado, incluso de amplio uso en la industria militar. Por lo que, de solvencia redirigida al país, ya este sector no andaba muy bien. Más miseria para el de a pie, o plato esquivo en la mesa.
Antes de la llegada de Oscar la producción había sufrido un fuerte encontronazo, de ajustes y reacomodo de cargar, durante el apagón masivo del país, y con anterioridad por la insuficiente e inestable generación de electricidad, lo que se tradujo en paralizaciones de la maquinaria; coloso que arrastra complejidades extremas en cada arranque luego de una salida imprevista.
Ante esta situación la parte canadiense se ha visto en la necesidad de dar explicación a sus accionistas. A esto hay que sumar, la sistemática fuga de personal, mucho de ellos especializados, hacia el exterior del país. Resultado de lo anterior, hoy el gigante de Moa está operando a un 50% de sus posibilidades. De ahí, las exportaciones e ingresos por ese orden; y el país nuestro que se beneficia de esto también estará enredado en ese 50%. De alguna que otra manera, menos comida en la mesa de los cubanos.
Esto es serio, la industria del níquel es una de las pocas fuentes estables de entrada de divisas al país, donde desde allí los reportes indican que no se tiene idea de cuándo se logrará recuperar la producción. Lo que se sabe, la información que llega, es que se tiene una situación difícil. Y lo que más impacta: hoy no se ve cómo enderezar el camino.
Pero, a dónde vamos con este escrito, la situación de la industria del níquel en Moa es solo una foto del estado actual en que se encuentra la Isla manejada por el absolutismo castrista. Es una cadena de calamidades, turismo por el piso y el de arriba (la naturaleza) en contra. En Cuba las malas noticias llegan en paquetes, Oscar arremete contra la costa del níquel. ¿Qué tenemos ahora mismo los cubanos en la mano? Hoy la miseria será menor que mañana. Ese es el futuro luminoso prometido en 1959.
Publicado originalmente en la edición 229 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa