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Los aullidos del ‘corretaje’ de Díaz-Canel en Mayabeque hoy hablan más de Cuba que la propia visita

Foto tomada del medio del régimen Estudios Revolución

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

Dec 6, 2024 | 10:10 AM


Dicen los que estuvieron allí, cuando el presidente cubano visitó el municipio costero de Batabanó, en la provincia de Mayabeque, que todavía se escucha el eco del chirriar de los neumáticos de la caravana presidencial por la prisa en abandonar esta plaza al sur de la Isla. El asunto no pasó inadvertido ni para los lugareños ni para la prensa ciudadana. “¿Qué objetivo tuvo esta visita si el hombre ni tomó café”, se preguntan algunos vecinos en tono de chanza.

Contexto asociado a la llegada de la comitiva: un despliegue de seguridad exagerado que trastocó la dura cotidianidad de los residentes que ya estaban en busca del sustento de todos los días, algo duro, misión casi imposible. Si la intención era la interacción con el pueblo, habló más con los dirigentes locales que con los de a pie; para dialogar con los suyos un teléfono hubiera bastado, y le hubiera ahorrado al país unos litros de combustible, que tanta falta hacen.

En fin, lo que vimos, lo que se vio: en las imágenes de redes sociales se aprecia al Díaz-Canel conversando brevemente, como quien tiene prisa porque se le va la guagua, saludando de manera apresurada a varios vecinos y abordando con rapidez el carro sin cumplirse el supuesto objetivo de la visita presidencial: la comunicación prolongada con la comunidad. Ahora, si la misión era vender la idea de cercanía del poder con el pueblo, dónde está.

Lo que vimos en Mayabeque fue todo lo contrario, el despliegue de seguridad buscaba más cuidar la imagen pública del presidente ante las posibles expresiones espontáneas de los vecinos, como sucedió en Guantánamo. Es lo percibido, el análisis que hacemos periodistas ciudadanos en conjunto con nuestros lectores. Volvemos al inicio caminos a conclusión, cuáles son razones de tanta prisa si el objetivo era un baño de pueblo. No hay que buscar mucho, al menos eso creemos.

Se saben, ellos, la nomenclatura dirigente, los que se enganchan la ropa verde ante el primer susto de pérdida del poder, se perciben objetos abierto y velado de descontento popular. Están atrapados en lo que ellos mismos sembraron, la pésima administración de un país que hoy se muere. Y no queda de otra, hay que ‘luchar’ imagen para el exterior del país, el bloqueo no alcanza.

Buscar imagen, pero sin arriesgar demasiado que el pueblo descontento se las trae; y debajo de cualquier piedra le sale un sapo al gobernante, y todo se viene abajo, y se gastó el petróleo de la visita. Solo que este último de los rechazos, el velado, el rechazo oculto, ese que cohabita en el fondo del cerebro, es el más peligroso: en momento de masa crítica puede explotar, con la condición de mayoría. Y ellos lo saben. Por tanto, y sin dudas en el horizonte, los aullidos de neumáticos del ‘corretaje’ del presidente en Mayabeque hoy hablan más de Cuba que la propia visita. Constituye una poderosa lectura.


 

Publicado originalmente en la edición 228 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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