Manuel Cuesta Morúa
Apr 21, 2021 | 12:05 AM
Publicado originalmente en la edición 163 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Amanecer Habanero.
Otra manera de soñar la Cuba que todos queremos
Por la periodista ciudadana Mary Karla Ares
Hablar con Cuesta Morúa, como se le conoce, mueve a sensación de academia. Hay sabiduría de padre fundador. Su enfoque de cómo enfrentar al monstruo, a veces no compartida por quienes quieren lo mismo, es terreno escabroso. Más, cuando muchos son del criterio de que al toro hay que ir de frente. Pero, es cubano que también lucha por la democracia y hay que respetar su opinión. Quizás sea solución el diálogo cuando los caminos se oscurecen y se traban. A la fiera enjaulada ha de dejarse la puerta por donde escapar antes del zarpazo final, que traiga la sangre.
–Hemos visto en redes sociales lo que pudiéramos llamar una convocatoria que usted vienen haciendo para un referéndum que apruebe la modificación de la constitución vigente desde 24 de febrero, 2019 ¿Qué artículos considera deberían ser cambiados para concebir una constitución que responda a los intereses del ciudadano?
–Considero que hay que cambiar muchísimos artículos, pero en política hay que ser concreto para lograr atraer. Hay que enfocar de manera apropiada y debidamente las cosas que uno quiere promover o cambiar. Yo pienso que hay que cambiar fundamentalmente tres de la Constitución. El primero, que hay que cambiar… O cuatro artículos de la constitución. Todos, los cuatro que voy a mencionar tienen que ver con la soberanía.
“Despejada la reforma en estos artículos se abren las opciones y posibilidad de que los ciudadanos y las ciudadanas asuman lo que es más importante, que es la soberanía y al mismo tiempo la legitimidad fundamental para decidir los asuntos que tienen que ver con la vida, tanto pública como la vida individual y privada de cada uno de los cubanos, de la cual pienso que, fundamentalmente, hay que cambiar el artículo 1, 4, 5 y el 3. Estos son artículos básicos que hay que cambiar de la Constitución.
También, el artículo 2:29 que deja claramente establecido que la ciudadanía no es soberana, porque define y trata de impedir que los ciudadanos reformen artículos de Constitución, de la que se supone son dueños. Por tanto, estos son los artículos fundamentales que creo que debe ser cambiados. Si de esto me pidieras uno te diría que el artículo 5 es la clave de bóveda, como dirían los arquitectos, para cambiar el resto y abrir el juego a la soberanía de todos los ciudadanos. Por ahí vamos nosotros en Cuba en Plural. De eso se trata cuando hablamos de reformar a la Constitución, de ir abriendo proceso gradual de cambios constitucionales para lograr todo.
–¿Cree Ud. que guarde relación la propuesta de un diálogo o acercamiento al diálogo con el régimen más allá de la posición rígida de éste?
–Esta propuesta, Cuba en plural, no tiene una relación directa u orgánica con un llamado al diálogo con las autoridades cubanas. Para nada. Yo, lo sabes, históricamente, he sido promotor del diálogo desde que entré a la oposición, por allá por los años 90 del siglo pasado. Creo que el diálogo es estratégico. Creo que el diálogo es cultura y al mismo tiempo creo que es civilización. De modo que no soy contrario al diálogo, soy promotor de él. Pero en términos político los diálogos dependen mucho del contexto y no estoy muy convencido de que haya la posibilidad mínima de sostener un diálogo con las autoridades cubanas en este momento. No existe esta posibilidad por razones que van más allá de la política, que tienen que ver con la condición cínica de la élite que gobierna este país.
Cuando una persona o un gobierno o una élite, un grupo humano que está al mando de algo, sea de una empresa, un país o de un ejército cae en la espiral del cinismo ahí se hace muy difícil sostener un diálogo con esa autoridad. Dicho eso, creo que la propuesta nuestra no apuesta necesariamente por el diálogo. La propuesta nuestra hace incursión en un intento de reformas institucionales y estructurales. Y esto no tiene que ver con los diálogos. Tiene que ver con el uso de los espacios institucionales que reconoce el derecho a la ciudadanía para proponer cambios. Para cambios estructurales no se puede apostar a los diálogos. El diálogo está bien, pero cuando un país precisa cambios profundos hay que optar por otras vías. Creemos en la reforma institucional, utilizando espacios constitucionales.
–¿Considera que estás reformas pueda suplantar a una constitución de 1940 que muchos actores de cambio de la sociedad piden como herramienta cívica viable para una transición?
–No se trata de suplantación la Constitución del 40, que muchos creen que es una herramienta para la transición en Cuba. No, no, en este caso no se trata de eso, porque la Constitución del 40 ahora mismo es una referencia histórica y política para los muchos actores de la democracia, pero no es herramienta que permita el cambio político en sí mismos. Para lograr cambios se necesitan herramientas que tengan capacidad de propiciar el cambio. Por ejemplo, una herramienta podría ser las manifestaciones de la gente, las calles, el uso del derecho a la manifestación.
El hombre nunca debe descartar lo que lo ha llevado hasta aquí: la palabra, las acciones civilizadas. Cuba en Plural es posible. De eso habla Cuesta Morúa. Es otra manera de soñar la Cuba que todos queremos.