La Habana, Cuba. Entre graffitis de mal gusto, suciedad por basureros en las esquinas, viviendas a punto de caer y pleitos callejeros, la céntrica e histórica calle Línea se ha convertido en un fiel reflejo de la decadencia actual de la Isla. Raudel Rodríguez Ponce, residente en Línea 112 entre L y M dijo a Amanecer Habanero que en esta céntrica arteria capitalina abundan las “pintadas” obscenas en las paredes y solo si se trata de un “cartel contra el régimen” es retirado de inmediato.

Con respecto a los microvertederos y la casas con paredes y fachadas apuntaladas, Leandro Cáceres Ocampo, vecino de Línea entre L y M, señaló a este medio: “La imagen, el aspecto, la primera impresión nada más que entras aquí, los griteríos de las discusiones entre vecinos obstinados por la mala vida que llevan, es de que el mundo puede terminar en cualquier momento”.

“Hay mal olor también, como a moho, excremento u orina, que sé yo. Lo que puedo decir es que es desagradable vivir aquí. Antes decir la calle Línea era algo significativo, hoy, se asocia con todo lo malo que está ocurriendo ahora mismo en el país”, agregó a las palabras de Cáceres Ocampo, Ofelia Lagos Araujo, vecina de L esq. a 25. Rebeca Pantoja Rojas, funcionaria del Gobierno en el municipio Plaza de la Revolución, explicó a reporteros de Amanecer Habanero que la mayor responsabilidad del deterioro de esta zona “corre a cargo” de vecinos insensibles.

La calle Línea, construida entre 1892 y 1901, atesora entre su historia poseer la casona, ubicada en Línea y G, donde falleciera Mario García Menocal, presidente de la República entre 1913 y 1921.

Publicado originalmente en la edición 208 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.