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Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López
Oct 31, 2024 | 2:00 PM
Si en algo son buenos los comunistas cubanos es en la industria triunfalista, en generar expectativas prácticamente de la nada; como aquello de hacer más con menos o “convertir en milagro el barro”, que no deja de ser una versión del fango. Nos referimos a las noticias altisonantes del régimen por la presencia de un barco con combustible en una rada habanera.
A qué nos relatamos. Se trata del titular del medio oficialista Granma de este 8 de octubre -por cierto, Día Mundial del Pulpo, que más pega a los trabajadores del patio que a los del resto del planeta por lo que se llevan estos asalariados de los centros de trabajo-: “Comienza hoy la venta de gas licuado de petróleo en La Habana, Artemisa y Mayabeque”.
Pero, qué de extraordinario tiene esto, si precisamente la norma es que la inestabilidad de este combustible no solo es perenne, sino que a la vuelta de unos días “el cuartico está igualito”. Nada de extraordinario hay aquí como para meterse de cabeza en un titular, cuando ese barco representa la clásica gota de agua derramada en el desierto. Más abajo aclara el rotativo que lo que llegó, el ansiado Gas Licuado de Petróleo (GPL), significa un alivio para los cerca de 1 700 000 clientes del combustible en toda la nación, quienes padecían la afectación al servicio desde finales del mes de septiembre.
La pregunta sobre este asunto viene como sigue: no sería más productivo e ilustrativo con raíces en la realidad enfocarse en el agravamiento de la miseria que provoca la escasez de gas en alrededor de la mitad de la población de la Isla -suponiendo que cada familia, 1,7 millones de clientes, tenga al menos tres integrantes-, en medio de un escenario donde prácticamente está invalidada la opción del uso de hornillas eléctricas por los constantes y extensos apagones.
El misterio radica en cuánto durará lo que trae el barco y cuándo se conseguirá otro, debido a los entuertos y enredos del régimen para conseguir uno solo de ellos. Sabemos, por ejemplo, que este último navío hacía varias semanas que estaba en puerto cubano sin poder descargar por asunto de pagos.
La descarga comenzó luego que el suministrador accedió a realizarla de forma fraccionada a partir de los pagos parciales que el Gobierno ha podido hacer. Resumen, cuál es la sensación, el intento de reflejo condicionado, que pretende dejar Granma en mentes de los de a pie: que pese a las dificultades el Gobierno trajo alivio al pueblo, cuando el asunto es otro, la crisis estructural que vive la Isla en manos de una mala administración plagada de improvisaciones.
Solo por mencionar una de estas llanezas, para nada propia de una entidad que se llame Gobierno, la realización de contrataciones de buques sin tener a mano con qué pagar, lo cual encarece el encargo por cobro de estadía en puerto; algo que más tarde redundará en alargamiento de los ciclos de reabastecimientos, consecuencia que pagará el pueblo.
Nada, que nuestros lectores no solo merecen aclaraciones, sino que sin o con nueva Ley de Comunicación Social, puesta en vigor este 5 de octubre -calientita todavía la súper amenaza-, la gente pobre que nos sigue merece saberse en lugar, el actual, en el esquema nacional; no meras marionetas del triunfalismo barato.
Por parte nuestra, el riesgo ya lo hemos asumido desde el primer día, y es con la dignidad que hay en nuestros corazones para con quienes tienen aplastadas sus voces. Y un barco de combustible en puerto cubano no pasa de superar a la clásica gota de agua en el desierto.
Publicado originalmente en la edición 226 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa