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Por la periodista ciudadana Melba González González
Oct 18, 2024 | 10:00 AM
La ponderada canasta básica que, según aseguran las autoridades de la Isla se proporciona a todos los cubanos por igual en independencia de su pensamiento político, no solo pasa de ser un mal chiste revolucionario, sino que es fuente de un arrebato desmedido de manos ajenas tomando lo que no les pertenece.
En otras palabras, en Cuba quien no roba no come; y mano suelta en el hoy contexto nacional tiene cualquiera, desde el encopetado dirigente hasta el descamisado que más debajo de la oficina aprieta tuercas.
Es un proceso generalizado e indetenible, máximo cuando hay niños en casa, que no comprenden la suerte tan estrecha de siete libras de arroz para 30 días. En estos momentos, el cereal, de distribución fraccionada a las bodegas; y en ocasiones fuera del mes en curso.
El último ejemplo del fiasco de la canasta básica, del valor real que tiene esta supuesta dádiva socialista para los cubanos, que viene a confirmar la tesis expuesta en este trabajo, fue lo dicho en cámaras de televisión nacional por la ministra de Comercio Interior Betsy Díaz Velázquez acerca de cómo se avecina septiembre; algo así de por dónde vienen los tiros provenientes de la bodega.
Y dice la ministra, momento difícil, el rostro apretado de la funcionaria parecía abrir la brecha a la resta de productos para el mes entrante -y se entiende, no es fácil poner la jeta ante todo un pueblo; que la misión se las trae-: “No tenemos previsto para septiembre en estos momentos, como no hubo en agosto, ni aceite ni café; y bueno, lo que nos corresponde es el esfuerzo por terminar los productos [los que faltan de agosto] …”. Entonces, qué queda para esa familia cubana, para ese trabajador que debe poner el plato de comida en la mesa.
“Manigüiti”, traducido del argot del barrio al castellano, a meterle duro a la mano, a lo pulpo de ocho tentáculos; lo cual se transcribe en robar sin misericordia de los centros de trabajo todo aquello que pueda ser robado. De ahí sale la verdadera canasta básica de la mayoría de los cubanos, no de la palabrería vertida en Naciones Unidas. Dejémonos de cuentos chinos, esa es la exacta realidad que hoy se vive en Cuba; no el mensaje que suele difundir el régimen sobre las bondades de una distribución igualitaria, a lo socialista, a toda la población.
Pero, lamentable en esos foros internacionales, donde abundan los bípedos de siete colmillos y escasean los ingenuos - todos saben que la miseria que se vive en la Isla supera “las campañas mediáticas del enemigo”-, se presta oídos al mensaje difundido por la dictadura, incluso donde muchos se hacen creer, para estar en paz con Dios y el diablo.
Hoy la realidad de la familia de la mayor de las Antillas es otra bien dura, lejos de la propaganda oficialista; y rebasa la línea moral de lo que está bien o mal para un ser humano. En Cuba quien no roba no come; pues la canasta básica cubana, es solo el mal chiste de la mano ajena.
Publicado originalmente en la edición 246 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero