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Nostradamus en el Caribe, la bola de cristal de los adivinos de a pie

Foto de Craig Philbrick en Unsplash

Por la periodista ciudadana Aniuska Paredes López

Sep 6, 2024 | 10:00 AM


Nadie en este universo había logrado anticipar, con precisión, minuto a minuto, que le depara cada día ─lo de Nostradamus era a largo plazo─, hasta que llegó el socialismo a la Isla. En Cuba es diferente, es como si cada persona anduviera con una bola de cristal a cuestas.

El cubano desde que se levanta de su mal dormir en modo apagón ya tiene trazado el plan del día. ¿Habrá lluvia? No se sabe, pero de algo sí hay certeza: el estado miserable de hoy superará al de ayer. Y todos adivinan. Es asombrosa la alta coincidencia en el blanco.

Esta afinación en la certeza de los pronósticos marca un paralelismo pasmoso. Nadie duda que el nivel de desdicha que en estos momentos vive el país ha superado con creces la depauperación experimentada en el llamado Periodo Especial. La academia habló ─el sujeto de a pie hablará después─, una investigación desarrollada por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) a finales del año pasado se apuntó que el 88% de los cubanos viven en pobreza extrema.

Pero, si el dato anterior impacta ─de quitar el sector élite y los enganchados a las altas esferas, es casi toda la población─ lo peor está a por llegar: 88% representa un crecimiento en cuanto a incremento de la penuria ciudadanas de un 13% respecto al año anterior. Ahora, quien vive en lo crudo todo este desastre, la gente en los barrios, está convencido que la administración del régimen hoy no tiene como sacar del hueco a la economía nacional. Es una cascada de medidas y contramedidas económicas.

La tendencia es a bandazos. En estos momentos, los hacederos del país, las mayorías, no tienen esperanzas. La mejora de mañana no existe. Las bolas personales de cristal dictan empeoramiento creciente de la situación nacional bajo la junta militar que hunde paulatinamente a la Isla en el mar. La realidad es esta, Cuba ahora mismo está sumergida en la crisis económica más desastrosa de toda su historia. El tormento que sufren la gente que menos tiene es terrible.

No solo se trata de la usencia del plato de comida en la mesa, es carencia de todo en medio de un patrón de fondo por las fallas endémicas de los servicios públicos elementales. No es de extrañar que el dato aportado por el estudio de OCDH, 88% de pobreza extrema, quede chico al cierre de este año; en los primeros 6 meses de este 2024 los tiros van por ahí. Por una sola razón, el régimen asocia la libertad económica con pérdida de poder. Hoy, la mutilación de la esperanza nos hace adivinos: días y meses son idénticos.

Y, si predecir sucesos en dictadura es tan fácil se lo debemos al aura de Nostradamus en el Caribe; donde los hombres se acuestan y levantan zombis. Es lo que dice la bola de cristal de los cubanos de a pie.

 

Publicado originalmente en la edición 243 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero

 

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