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Carboneros, un oficio retomado por la necesidad

Imagen tomada de Canva

Por la periodista ciudadana Mayara Ruiz

Feb 21, 2023 | 10:00 AM


Hace unos cincuenta años, cuando todavía era un adolescente, Francisco Ramírez Santos, empezaba su día de trabajo alrededor de los hornos de carbón vegetal que preparaba a solo unos pocos metros de su maltrecha vivienda, construida en una pequeña finca ubicada muy cerca del poblado de Manajanabo, un asentamiento de rural en el que aún vive. Junto a su padre y cuatro hermanos mayores, cortaba y apilaba grandes cantidades de leña, que luego abastecían a los tres o cuatro hornos que mantenían encendidos.

Luego de medio siglo de vida, este guajiro, se ha visto obligado a retomar el oficio que su padre le enseñó desde que era un niño, y que fue el sustento de su familia por más de treinta años.

Asegura, que la falta de apoyo por parte del gobierno, los constantes incumplimientos y atrasos en los pagos por parte de las empresas que les compraban las cosechas, influyeron en que retomara su oficio de carbonero, en lugar de la de campesino productor de alimentos. “En el año 2019 perdí más de cincuenta mil pesos en tomate y una cantidad superior en mangos y guayaba, todo porque se demoraron en recogerlo las carretas de Acopio. Me salí del convenio y ahora solo siembro lo que necesito para mi casa. Mi labor principal es vender carbón de marabú, lo que me garantiza una entrada económica de aproximadamente 15 mil pesos mensuales, debido a la escasez de otros combustibles en la zona”, refirió.

Cuba exporta cada año entre 40.000 y 80.000 toneladas de carbón producido a partir de marabú, planta que se ha convertido en una plaga y ocupa poco más de 1 millón de hectáreas de tierras aptas para la agricultura, datos reconocidos por los especialistas de la Agricultura entrevistados en los medios oficiales. “Desde que volví a producir carbón, muchos dirigentes de la Agricultura han venido a presionarme para que les venda lo que hago, me dicen que me van a pagar en moneda libremente convertible pero yo no caigo más en su trampa".

"Este gobierno promete mucho pero no cumple. Es mejor vender directamente al que lo necesite y que me pague en efectivo”, explicó Ramírez. El señor Francisco, asegura que el trabajo con el marabú y con los hornos de carbón, es muy duro y no muchos se atreven a realizarlo. “Es preferible trabajar duro y tener ganancias rápidas, mi familia me lo agradece y las personas que no tienen con qué cocinar sus alimentos también”, aseveró.


Publicado originalmente en la edición 88  del medio de comunicación comunitario del ICLEP,  Páginas Villareñas.

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