Foto de Mehmet Turgut Kirkgoz en Pexels
Por la periodista ciudadana Silvia Alonso Urrutia
Jan 26, 2025 | 11:30 AM
A tono con la realidad cubana presente y sus secuencias de apagones totales, que ya van tres, y amén de los conceptos técnicos que se manejan para tratar de explicar lo inexplicable, hay una palabra que se alza como monumento en medio de la Plaza de la Revolución: la isla.
Esto es isla de electricidad. Algo que a priori choca; y que más parece maniobra disuasoria o el clásico “duérmete mi niño”. Y las mentes cubanas maquinan por sí solas mientras procesan racionalmente esta idea novedosa de la dictadura de los islotes de energía a lo largo del país. Isla es otra cosa; pues qué cubano no tiene desde pequeño algo que ha quedado desde siempre en el referente universal, respecto a dudas, se arrastra, y es si el escenario de la novela La Isla del Tesoro, de Luis Stevenson, realmente ocurrió en territorio cubano, en este caso en la hoy Isla de la Juventud. Entonces, vete con el apagón a otro lado; que apagón es apagón y nada que ver con la geografía.
Lo anterior se trae a colación porque no somos niños con cosas tan banales como las famosas islas en medio de situaciones tan serias como la falta de electricidad, algo que cuando falta detiene la cotidianidad, paraliza al país, para tanta isla, cabos o islotes.
El régimen, sin nada que ofrecerle a los de a pie, intenta sembrar conceptos en la mente de los cubanos como si de boniato se tratara. Tomarnos por estúpidos. Han creado una telenovela con el asunto. Las islas que arman muchas veces se piden la cabeza y no se interconectan, y el centro eléctrico del país anda por un lado y el oriente llegando a Haití. Todo, la demora en restablecer el fluido después del descalabro, es culpa de las islas.
No obstante, mientras este miércoles 4 de diciembre amanecía Cuba a oscuras por el colapso energético de la termoeléctrica Guiteras de Matanzas, y a posteriori egoísmo de las islas, el régimen lanza otro bichito al subconsciente de la gente: la posibilidad del sabotaje, la mano del enemigo. Aquí viene la insinuación, según lo publicado en Cubadebate: ¨(…). Los técnicos continúan investigando las posibles causas de esa válvula. No se estaba haciendo operaciones ningunas a esa hora.
El bloque estaba estable antes del fallo”, explicó Rubén Campos, hoy director de la central termoeléctrica matancera. Hasta cuándo, según lo publicado en Cubadebate, se le insinuará a la gente la posibilidad de que la seguridad de la industria, la de la vigilancia, pudo haber fallado, la que debe velar por el funcionamiento interno de la planta, estaba jugando bolas o no estaba en alerta. Cerrando este asunto, que apagón es apagón, aunque las autoridades intenten pintarlo de verde palma real.
Es lícito recordar al régimen que quien no se mira en espejo malo, cuando realmente queremos ser críticos para resolver problema, nunca saldrá de la vitrina de 65 años que solo hay y hoy infunde falsedades. No se hace la luz con boberías como las islas eléctricas e insinuaciones de la mano enemiga. En estos momentos, el país está detenido. Esa es la realidad, amén de la actual telenovela del régimen de las islas misteriosas de la electricidad cubana.
Publicado originalmente en la edición 252 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero