Las salas de rehabilitación deben estar diseñadas con el objetivo de contribuir a la recuperación y reinserción a la sociedad de personas con discapacidades físico-motoras, una necesidad que se acrecienta con el envejecimiento de la población cubana. Además, deben estar dirigidas al bienestar de la población, a la satisfacción de los pacientes y familiares, cambiando su estilo de vida.

Muchas personas a lo largo de su vida pueden necesitar un tratamiento rehabilitador no sólo para las discapacidades antes mencionadas sino para terminar de curar lesiones. Tal es el caso de las fracturas, después de retirado el yeso en numerosas ocasiones los pacientes necesitan sesiones de magneto, el cual ayuda a la soldadura de los huesos.

Con el paso de los años la calidad de los servicios en las salas de rehabilitación de Pinar del Río ha disminuido de manera notable, fundamentalmente por la falta de materiales y el deterioro de los equipos; al mismo tiempo, la dictadura ha dejado de la mano la renovación de los mismos, supuestamente porque el bloqueo impide la importación de unos nuevos.

Las personas de la tercera edad, que son los que más necesitan los servicios por la degeneración de su organismo, no pueden acceder a los quipos electromédicos, necesarios en los tratamientos de fisioterapia y rehabilitación física, pues las diferentes salas del municipio no cuentan con ellos.

En estos momentos los servicios que se están prestando son aquellos donde los especialistas pueden usar sus propias manos, ya sean masajes o la podología. Estas son unas de las razones por las cuales muchos rehabilitadores han decidido abandonar su puesto de trabajo, no tienen medios con los que trabajar y hacer cumplir los objetivos de estos centros.

La sala de rehabilitación del policlínico Turcios Lima es uno de los claros ejemplos que demuestra que Cuba va de mal a peor cuando de la salud se trata, pues lleva alrededor de un año con sus puertas cerradas al público por los problemas mencionados anteriormente.

Publicado originalmente en la edición 261 del medio de comunicación comunitario del ICLEP,  Panorama Pinareño