Otra fecha respetada por la disidencia y a la que teme la dictadura; el 5 de agosto se cumplió el 30 aniversario del Maleconazo, como se conoce a las protestas populares que protagonizaron los cubanos en el Malecón habanero en 1994 contra el régimen, y nuevamente la Seguridad del Estado movió sus hilos para cortar el internet y vigilar a activistas y periodistas cubanos a propósito de la fecha.

Desde el 4 de agosto los activistas del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) Manuel Cuesta Morúa, Marthadela Tamayo, María Elena Mir Marrero, María Mercedes Benítez Rodríguez, Osvaldo Navarro Veloz, Fernando Palacio y Eroisis González, y los periodistas independientes Boris González Arenas y Yunia Figueredo se encontraban sin servicio de datos móviles y sin acceso a internet.

En declaraciones a Martí Noticias, Manuel Cuesta Morúa denunció que el 5 de agosto también había amanecido bajo vigilancia policías a las afueras de su vivienda: “Simple y llanamente toman la decisión arbitraria de cortar la internet cada vez que hay un evento, una fecha o una iniciativa. Cortar la comunicación ya es una práctica normal para ellos”.

En esa misma fecha los periodistas de 14ymedio Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar denunciaron a través de X similar situación: “Víspera del 30 aniversario de las protestas populares del 5 de agosto de 1994, conocidas como el Maleconazo, vuelven a cortar el servicio de acceso a internet en la redacción del diario 14ymedio en La Habana. Las tijeras... ay... las tijeras”.

Orlidia Barceló, directora del medio comunitario del ICLEP El Espirituano y Pedro Luis Hernández, periodista de ese medio, reportaron que el 5 de agosto también estuvieron con el internet cortado.

Esta práctica recurrente de la Seguridad del Estado en complicidad con el monopolio de las comunicaciones en Cuba ETECSA se repitió en dos ocasiones durante el mes de julio, primero para el tercer aniversario de las protestas del 11J y luego para las conmemoraciones de la dictadura por el 26 de julio.

Activistas y periodistas cubanos denuncian constantemente estas violaciones a la libertad de expresión y prensa en la isla en un esfuerzo por evitar normalizar lo que el régimen quiere imponer de manera arbitraria como si se tratara de medida válida y admisible.