El agromercado ubicado en la calle 11 esquina a 54 se mantiene sin abrir sus puertas desde hace una semana, debido a la ausencia total de productos disponibles para la venta en el almacén central de la empresa estatal Acopio. El “mercadito de la calle 11”, como es conocido en la ciudad, antes significativo por la rica variedad de surtidos, se suma a varios de estos establecimientos en toda la extensión citadina que han colapsado por falta de suministros.

“La crisis es total, las granjas y cooperativas estatales producen bien poco y los campesinos particulares no quieren saber de Acopio. Cuando estos últimos entregan producción se pasan meses para que les paguen. Al final, paga el pueblo que tiene que morir en puntos de venta privados donde los precios son altos”, describió a El Majadero la ciudadana Yamilé Suárez Nicolae, vecina de la calle Reconcentrado.

Roy Espinosa Marrero, estudiante de Medicina domiciliado en la calle Martí, refirió al boletín que en su escuela hay estudiantes de otros municipios que solían abastecerse del “mercadito de la calle 11” de viandas para hervir, debido a la pésima alimentación en el plantel escolar.

“Y ahora no saben qué hacer: en los particulares todo tiene el precio por las nubes, y somos estudiantes”, agregó Espinosa Marrero. Marcelo Urrutia Pupo, comprador de la empresa estatal Acopio, dijo a los corresponsales que cada vez se hace más difícil vincular a campesinos a las contrataciones con el Estado. “Cuando nos ven desde lejos hasta se esconden, es como si vieran venir al diablo”, agregó finalmente Urrutia Pupo.

Publicado originalmente en la edición 216 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa