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El sello de los tres mosqueteros cubanos: el hueco, la fosa y la basura en la calle

Foto de Craig Philbrick en Unsplash

Por el periodista ciudadano Daniel Camejo López

Apr 6, 2024 | 10:30 AM


La abrumadora presencia de huecos en las calles, de fosas desbordadas por doquier en céntricas vías públicas y de basureros en cualquier esquina, no sólo está tomando matices preocupantes en Artemisa, sino que es una constante en crecimiento; como si los tres mosqueteros ganaran en masa muscular a por días. Podríamos imaginar que volver a lo mismo, a lo que es regla y no excepción, carece de interés para los lectores; pero no, hay casos y casos.

Hoy trataremos de lo mismo, aunque a partir de un elemento diferente: la movilidad de los tres mosqueteros por toda la ciudad. No sólo crecen los históricos, todos los días aparece uno nuevo. La insalubridad en que se están sumergiendo las ciudades cubanas está a mucho contar por encima de las justificaciones de la falta de recursos a causa del bloqueo. Para la construcción de hoteles no falta la erogación de millonarias sumas monetarias.

En estos momentos, no hay sitio citadino que no escape a la presencia de los tres mosqueteros, incluso, los entornos de planteles escolares y centros sanitarios. Y la instalación que no cuenta con uno de estos tres integrantes del equipo está en reserva: nada la salva de la lista de espera. Son generaciones enteras de niños que se han educado con visiones distorsionadas; mientras números y letras tropiezan rumbo a la cabeza con la peste de la esquina.

Y en la mirada desde la ventana del plantel escolar no falta el concierto de moscas y roedores que sazonan el basurero a la vista. Algo, como un árbol más del entorno. Pero cuando esos infantes llegan al barrio es lo mismo. Los mosqueteros de Artemisa tienen esa facultad de la movilidad perpetua, de llegar primero a los lugares que las personas.

Hace años que la gente vive sumergida en lo que no es normal para el ser humano. Se corre el riesgo del mimetismo, de aceptar y adaptarse a lo insano como sano, cuando hoy el descalabro generalizado que sufre el país tiene a las personas más ocupadas en buscar comida y otros bienes que intentar acciones para mejorar la calidad del entorno donde se vive.

Contra el caos de sanidad en que están sumergidas las ciudades cubanas debemos alzar voces. La cara de Cuba no puede continuar siendo calles llenas de huecos y de aguas pestilentes mezclada con basura. A la movilidad de los tres mosqueteros cubanos, sello y propiedad exclusiva del régimen, hay que cerrarle el paso. Los mismos agoreros insalubres de ayer y de hoy no pueden ser los de mañana. En nuestras manos está la acción cívica a tiempo.

 

Publicado originalmente en la edición 213 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa

 

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