La Habana, Cuba, (ICLEP). A penas el régimen dio la orden de hacer cumplir la Resolución 225 de 2024, dictada el pasado 8 de julio, que topa precios en el sector privado, una horda de inspectores tomó las calles habaneras. Las mipymes han sido las víctimas predilectas de la actual arremetida.

El escenario en la capital es tenso: entre dimes y diretes, malos entendidos, intentos de extorsión de los funcionarios y abusos de poder, las multas son cuantiosa y abusivas. Todo indica que esta nueva embestida de las autoridades diezmará la floreciente actividad privada en la ciudad. Roilán Mederos Arzuaga, dependiente en un quiosco privado y residente en la calle 5ta. g, en el municipio Habana del Este, definió a los comunicadores con una frase el efecto de la aplicación del tope de precios en la zona donde vive: “Fue brutal”.

En tanto, el cuentapropista Miguel Santana Massip, quien vive en la calle H, en Plaza, explicó al boletín: “Nosotros teníamos los precios según lo establecido, pero uno de los tres inspectores que vinieron me llamó aparte y me dijo que para poder apaciguar a los otros dos tenía que darle 10 000 pesos”.

José Mario Quiñones Borges, jefe del Grupo de Enfrentamiento al Delito y las Ilegalidades en Habana del Este, dijo a los reporteros: “Si están ocurriendo hechos de corrupción debemos investigarlos, pero confiamos en la honradez de nuestro cuerpo de inspectores”.

Publicado originalmente en la edición 242 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero