La Habana, Cuba - Ángel Santiesteban-Prats, escritor cubano y graduado de dirección de Cine, relató a través de una publicación en Facebook las torturas sufridas en el centro de detención Villa Marista, cuartel general de la policía política, donde permaneció tras ser recluido por presuntos delitos de "violación de domicilio" y "lesiones", en diciembre de 2012.

En una ocasión, "me mantuvieron, entre interrogatorios, 4 días sin dormir. Yo estaba plantado, llevaba como 12 días sin comer, solo tomaba agua. Pero sentía que el agua comenzó a venir ácida, estaba extraña, pensé que podía ser el efecto de la inanición”, contó el escritor.

Posteriormente, continúo: "me dieron mareos, pero pensaba que era por las horas sin sueño o la cervical por tanta tensión. Me sacaban las 24 horas del día, siempre eran tipos diferentes vestidos de uniforme verde olivo. Mi defensa, pensaba yo, era cerrar los ojos y dormirme frente a ellos, pero precisamente ése era su trabajo, no permitir que conciliara el sueño, por lo que golpeaban la mesa o me gritaban".

Santiesteban-Prats, de 56 años de edad, reveló lo ocurrido a raíz de la divulgación de algunos videos de autoculpa del también escritor cubano Heberto Padilla (fallecido en septiembre de 2000), quien permaneció detenido durante 36 días en dicho centro de tortura de la policía política por oponerse al régimen de Fidel Castro.

Según cuenta el autor de "Dichosos los que lloran", cuento ganador del Premio Literario Casa de las Américas 2006, las tortugas de desgaste físico y psicológico se arreciaban desde la madrugada hasta el mediodía.

Al regresarlo a la celda, daba tumbos por los pasillos, mientras era escoltado por dos represores que bromeaban y humillaban al prisionero durante el traslado.

"Llegué a la celda y me dejé caer sobre la plancha de metal con cadenas que se sostenía de la pared, lo hice como un edificio que se derrumba. Pero un rato después ya estaban abriendo otra vez aquella puerta, que yo escuchaba de lejos, pero nada me importaba, lo único que me interesaba era dormir", recordó.

Tras su permanencia en prisión, el estado de salud del escritor llegó a degradarse al punto de brotarle protuberancias en la piel, padecimiento que pudo estar relacionado con algún tipo de sustancia introducida en su cuerpo de manera intencional.

"Al salir de la prisión, a través de masones y en total silencio, me operaron los lipomas que crecían desmedidamente en mi cuerpo. Luego de narrarle a un médico de confianza me aseguró que en los días que me tuvieron ingresado por dengue, estando en prisión, pudieron inocularme lo que quisieran en los sueros, y el efecto por el agua ácida, era algún tipo de droga", confesó el letrado.

Santiesteban-Prats, cuenta con reconocimientos que avalan su carrera profesional como el premio UNEAC (1995), Alejo Carpentier (2001), Reinaldo Arenas (2016) y Vaclav Havel (2020), entre otros.