Una y otra vez las políticas económicas implementadas por los funcionarios del régimen en la provincia de Villa Clara dificultan la vida de los que residimos en esta ciudad, topes de precios a los productos que comercializan los trabajadores privados, elevadas multas y ventas forzosas de los alimentos propiedad de los infractores, son las soluciones de los que nos dirigen.

La historia reciente ha demostrado que ninguna de estas medidas mejoran la situación que vivimos los cubanos de a pie, que por el contrario sólo logran que los comerciantes privados dejen de vender y vuelva a reinar la escasez.

En las últimas tres semanas grupos de inspectores populares y agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, cumpliendo indicaciones del gobernador provincial, visitaron los comercios y puntos de venta de productos agropecuarios.

Jorge Gutiérrez, un joven trabajador por cuenta propia que vende viandas y hortalizas en un pequeño establecimiento ubicado en el barrio Los Moros, le aseguró a la autora de este trabajo, que para ellos es imposible cumplir con lo establecido en cuánto al tope de los precios.

“El Estado nos fija el precio máximo de lo que vendemos sin tener en cuenta el costo del transporte para el traslado de las mercancías desde los campos, tampoco valora cuánto pagamos por los productos, a eso hay que sumarle los impuestos que nos cobra por desarrollar esta actividad. Todo eso eleva la inversión que realizamos e impide que tengamos ganancias”, refirió Gutiérrez.

Ramiro Vargas, un comerciante de frutas al que un grupo de funcionarios le decomisó sus productos y le aplicó una multa por violar los precios establecidos, le dijo a nuestro medio, que el gobierno primero debe dar el ejemplo y vender barato en sus establecimientos, para después exigir que se bajen los precios.

“En las tiendas en divisas y los comercios estatales todo se vende muy caro y fuera del alcance de la mayoría de los cubanos. Por qué los dirigentes del Estado no topan el precio al paquete de un kilogramo de frijol negro o del arroz que venden en esas entidades, si saben que son más caros que los que nosotros ofrecemos”, afirmó Vargas.

La población de Santa Clara y la del país en general, necesitan que se vendan más alimentos y no que se persiga a los pocos que los aseguran.

Publicado originalmente en la edición 108  del medio de comunicación comunitario del ICLEP,  Páginas Villareñas.