Foto de Jeremy Stewardson en Unsplash
Por la periodista ciudadana Yaquelín Herrera
Nov 19, 2024 | 2:00 PM
Sancti Spíritus, Cuba, (ICLEP). La falta de servicio eléctrico y los altos precios de los centros recreativos, tanto estatales como privados, limitan las opciones recreativas de la juventud espirituana, quien solo tiene como opciones las piscinas de los moteles Rancho Hatuey y Los Laureles los fines de semana.
Los centros recreativos de la ciudad que resultan un poco más barato, como la Plaza Cultural y la Quinta Santa Elena, permanecen cerrados por los apagones, quedando solo en la parte céntrica de la ciudad los centros nocturnos y cabaret, administrados por particulares, cuyos precios de entrada sobrepasan los 800 pesos, muy caros para una juventud que en su mayoría estudia.
Estas limitadas opciones recreativas se reducen a las piscinas de los moteles Rancho Hatuey y Los Laureles, donde la entrada cuesta 400 pesos. Aunque es una alternativa algo más económica, no incluye consumo, lo que sigue representando un gasto considerable. "Divertirse en la ciudad resulta bastante caro para quienes estudiamos y no ganamos , los centros particulares están muy caros", aseguró Irina Bouza Pérez , estudiante de Derecho.
"No tengo adónde ir los fines de semana; lo que no está cerrado es demasiado caro. Por eso vengo a Los Laureles, que es lo que puedo pagar. Estudio medicina y no tengo ingresos para costear lugares más caros", comentó Helen Carrazana Miranda, joven residente de la calle Antonio Guiteras.
"Encontrar un lugar donde un estudiante pueda pasar un rato de diversión es muy difícil, primero por la falta de corriente y en segundo lugar porque los cabaret y centros nocturnos que no son del estado, están muy caros, sólo nos quedan las piscinas, si puedes lograr entrar", comentó Saúl Moreno Aguirre, joven residente en Jesús María.
El tema de una recreación a precios módicos para los jóvenes y población trabajadora sigue siendo una cuenta pendiente de las autoridades del gobierno en la capital espirituana .
Publicado originalmente en la edición 192 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Espirituano