La Habana, Cuba, (ICLEP). El evidente deterioro que muestra el inmueble donde se localiza la farmacia de la calle 17 entre H e I, con zonas del falso techo cayéndose y registro eléctrico destapado, no es otra cosa que una avanzada de cómo se encuentran el resto de las farmacias habaneras.

El hecho de que no haya preocupación ni por un registro eléctrico sin protección, negligencia ahora misma peligrosa, en un lugar que es visitado hasta por niños pequeños que acompañan a sus padres, constituye un fiel reflejo del descuido del régimen por las instalaciones que dan servicio al pueblo. Yoandra Sarmiento Rodríguez, capitalina residente en la calle 15 del municipio Plaza, dijo a Amanecer Habanero que la situación de la farmacia de la calle 17 es la realidad de las farmacias en la ciudad.

“No sólo el descuido se reduce a la instalación como tal, no hay un lugar de este tipo que el portal no esté sucio, las paredes pintorreteadas y los carteles de anuncio de los pocos medicamentos que tienen chapuceros e ininteligibles. ¡Vaya!, que no parecen pertenecer a Salud Pública”, expresó Sarmiento Rodríguez.

Guillermo Farías Herrera, anciano radicado en la calle K, reveló al boletín ser testigo, por “su lucha” en busca del hipotensor captopril por toda la ciudad, del cúmulo de establecimiento estatales de este tipo abandonados a su suerte.

“Eso es normal”, precisó. Helen González Pupo, especialista en economía en la Empresa Provincial de Farmacias de La Habana, informó a los reporteros de Amanecer: “Lamentablemente, no contamos en estos momentos con recursos para dar mantenimiento a la mayoría de los establecimientos”.

Publicado originalmente en la edición 224 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, Amanecer Habanero.