Artemisa, Cuba, (ICLEP) - Convertidos en sepultureros de último minuto al estar borrachos los dos enterradores del cementerio y la funeraria no tener solución, este jueves los hijos de un difunto tuvieron que ingeniárselas para en breve y entre sogas dominar el arte de sepultar cadáveres.

“Mi padre falleció a las diez de la mañana. Entre los preparativos y la falta de carro fúnebre en la funeraria el enterramiento se alargó hasta la seis de la tarde. Cuando llegamos al cementerio no había nadie. El chofer del carro, con mi padre muerto, nos llevó a casa de Orlando, el sepulturero. Estaba súper borracho”, declaró a Majadero de Artemisa Juan Antonio Medina, hijo.

En la funeraria, Adonis, el jefe de turno, dijo no tener solución inmediata.

“El otro sepulturero a esta hora también está borracho”, afirmó Adonis y propuso a los familiares que ellos mismos sepultaran a su padre o, de lo contrario, que extendieran el velorio hasta el día siguiente cuando se le pasara la borrachera a los sepultureros; sugerencia que viola las restricciones por la pandemia.

Juan, director de comunales, como respuesta a la queja presentada comunicó a Medina que si no estaba de acuerdo con el servicio que él mismo se dedicara a enterrar muertos a ver si lo hacía mejor.

Publicado originalmente en la edición 153 del medio de comunicación comunitario del ICLEP, El Majadero de Artemisa