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Opinión
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Cuba, más que una amenaza, un enemigo activo de EE. UU.
Apr 2, 2021

Cuba, más que una amenaza, un enemigo activo de EE. UU.

Por el Dr. Oscar Elías Biscet

Uno de los sambenitos más utilizados por los tiranos de izquierda es el despectivo de contrarrevolucionario. Desde el punto de vista intelectual y médico se usa para paralizar y neutralizar psicológicamente a sus adversarios prodemocráticos. Fue el cliché del Régimen del Terror francés (1792-1793), rescatado por el despreciable régimen comunista de la Unión Soviética (1917-1991) y después como consigna muy popular en sus inicios y aún vigente en la Cuba castrosocialista.

La tristemente célebre frase contrarrevolucionario (CR) está asociada a millones de asesinados por los regímenes socialistas. La oí con más intensidad y frecuencia contra mi persona cuando ya era un hombre maduro, tanto en lo personal, familiar y profesional, como intelectual y político, no hizo ninguna mella en mi psique y carácter, fue en el año 1997, en el momento que creé la Fundación Lawton de Derechos Humanos.

En realidad, donde más presión psicológica ejerce el término de contrarrevolucionario es en el sistema penitenciario castrista. Allí a los presos le hacen un expediente de recluso y una tarjeta, que debe presentarse adonde vaya el interno. En la tarjeta, ese término político despectivo se codifica como CR y lo escriben con letras grades y rojas. Tuve varios encuentros verbales con los militares y reclusos por esas letras. Siempre les aclaré que no importa cómo me clasificaba la dictadura de Castro, que era inocente y solo un promotor y defensor a ultranza del derecho a la vida, la libertad y la propiedad; que en realidad era un contrarrecontracomunista o un contra Castro Ruz o, simplemente, un contracomunista (en recuerdo del término anticomunista).

Por supuesto, la dictadura castrosocialista se jacta de defender la vida y la libertad; y como grandes hipócritas de escasa creatividad intelectual hablan de ser una maravilla de sistema en la salud, lo educacional y la socialización de la libertad; sin importarles, las recientes plagas de sarna, piojos y COVID 19, fuera de control, sin medicamentos y grandes colas en las farmacias, a pesar de que los medicamentos son por tarjeta de racionamiento. También hubo brote de rabia humana en el oriente del país. Sin embargo, los castrosocialistas propagan ataques de ira y odio incontrolables, cuando les habla del derecho a la propiedad, no se esconden para denigrarte y exponer la censura a la herencia o a la posesión de empresas privadas por los cubanos.

Si algo distingue a los regímenes socialistas son sus estigmas de opresor a través del terror de estado, las graves, flagrantes y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales y, sobre todo, el gran fracaso económico e intelectual. Les expongo como lo describen grandes personajes de la historia universal contemporánea: Winston Churchill, Friedrich Hayek y José Martí.

Churchill expuso que “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la predica a la envía; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Y en otra idea: “Los primeros cristianos decían Todo lo mío es tuyo, los socialistas dicen Todo lo tuyo es mío”.

Hayek nos legó sobre la importancia de la libertad y expresa: “Bajo el Estado de Derecho... el individuo es libre de perseguir sus objetivos y deseos, con la garantía de que los poderes del gobierno no se usarán deliberadamente para frustrar sus esfuerzos”. También dice que “Una sociedad que no reconoce que cada individuo tiene valores propios los cuales tiene derecho a seguir, no puede respetar la dignidad del individuo y no puede conocer lo que realmente es la libertad”.

Martí, su pensamiento esclarecedor sobre la tiranía socialista, manifestó: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimuladas de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombres en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados”.

El régimen castrista es hostil a la libertad, enemigo número uno del pueblo cubano y de EE. UU. en la región y entre los primeros en el mundo, con alianzas con las grandes potencias imperialistas de Rusia, China e Irán y varios movimientos terroristas, creados y entrenados en Cuba; que lo hace un enemistado de la humanidad.

El largo historial de agresiones contra EEUU podemos definirlo brevemente así: el régimen cubano ha robado propiedades privadas a través de la confiscación forzosa y arbitraria, conocía de antemano de los atentados a los presidentes John F. Kennedy y Ronald Reagan, convirtió a Cuba en una gran base militar soviética de misiles ofensivos nucleares y estimuló a la dirección de ese país a dar un golpe nuclear preventivo en varias ciudades estadounidenses, envió drogas, tráficos y lavado de dinero en el territorio norteño, ataques a ciudadanos civiles: turistas y diplomáticos en La Habana e injerencias en el proceso de elecciones 2020; por todo esto, no solo es una amenaza al pueblo estadounidense sino un activo y obstinado enemigo.

Uno de los sambenitos más utilizados por los tiranos de izquierda es el despectivo de contrarrevolucionario. Desde el punto de vista intelectual y médico se usa para paralizar y neutralizar psicológicamente a sus adversarios prodemocráticos. Fue el cliché del Régimen del Terror francés (1792-1793), rescatado por el despreciable régimen comunista de la Unión Soviética (1917-1991) y después como consigna muy popular en sus inicios y aún vigente en la Cuba castrosocialista.

La tristemente célebre frase contrarrevolucionario (CR) está asociada a millones de asesinados por los regímenes socialistas. La oí con más intensidad y frecuencia contra mi persona cuando ya era un hombre maduro, tanto en lo personal, familiar y profesional, como intelectual y político, no hizo ninguna mella en mi psique y carácter, fue en el año 1997, en el momento que creé la Fundación Lawton de Derechos Humanos.

En realidad, donde más presión psicológica ejerce el término de contrarrevolucionario es en el sistema penitenciario castrista. Allí a los presos le hacen un expediente de recluso y una tarjeta, que debe presentarse adonde vaya el interno. En la tarjeta, ese término político despectivo se codifica como CR y lo escriben con letras grades y rojas. Tuve varios encuentros verbales con los militares y reclusos por esas letras. Siempre les aclaré que no importa cómo me clasificaba la dictadura de Castro, que era inocente y solo un promotor y defensor a ultranza del derecho a la vida, la libertad y la propiedad; que en realidad era un contrarrecontracomunista o un contra Castro Ruz o, simplemente, un contracomunista (en recuerdo del término anticomunista).

Por supuesto, la dictadura castrosocialista se jacta de defender la vida y la libertad; y como grandes hipócritas de escasa creatividad intelectual hablan de ser una maravilla de sistema en la salud, lo educacional y la socialización de la libertad; sin importarles, las recientes plagas de sarna, piojos y COVID 19, fuera de control, sin medicamentos y grandes colas en las farmacias, a pesar de que los medicamentos son por tarjeta de racionamiento. También hubo brote de rabia humana en el oriente del país. Sin embargo, los castrosocialistas propagan ataques de ira y odio incontrolables, cuando les habla del derecho a la propiedad, no se esconden para denigrarte y exponer la censura a la herencia o a la posesión de empresas privadas por los cubanos.

Si algo distingue a los regímenes socialistas son sus estigmas de opresor a través del terror de estado, las graves, flagrantes y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales y, sobre todo, el gran fracaso económico e intelectual. Les expongo como lo describen grandes personajes de la historia universal contemporánea: Winston Churchill, Friedrich Hayek y José Martí.

Churchill expuso que “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la predica a la envía; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Y en otra idea: “Los primeros cristianos decían Todo lo mío es tuyo, los socialistas dicen Todo lo tuyo es mío”.

Hayek nos legó sobre la importancia de la libertad y expresa: “Bajo el Estado de Derecho... el individuo es libre de perseguir sus objetivos y deseos, con la garantía de que los poderes del gobierno no se usarán deliberadamente para frustrar sus esfuerzos”. También dice que “Una sociedad que no reconoce que cada individuo tiene valores propios los cuales tiene derecho a seguir, no puede respetar la dignidad del individuo y no puede conocer lo que realmente es la libertad”.

Martí, su pensamiento esclarecedor sobre la tiranía socialista, manifestó: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimuladas de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombres en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados”.

El régimen castrista es hostil a la libertad, enemigo número uno del pueblo cubano y de EE. UU. en la región y entre los primeros en el mundo, con alianzas con las grandes potencias imperialistas de Rusia, China e Irán y varios movimientos terroristas, creados y entrenados en Cuba; que lo hace un enemistado de la humanidad.

El largo historial de agresiones contra EEUU podemos definirlo brevemente así: el régimen cubano ha robado propiedades privadas a través de la confiscación forzosa y arbitraria, conocía de antemano de los atentados a los presidentes John F. Kennedy y Ronald Reagan, convirtió a Cuba en una gran base militar soviética de misiles ofensivos nucleares y estimuló a la dirección de ese país a dar un golpe nuclear preventivo en varias ciudades estadounidenses, envió drogas, tráficos y lavado de dinero en el territorio norteño, ataques a ciudadanos civiles: turistas y diplomáticos en La Habana e injerencias en el proceso de elecciones 2020; por todo esto, no solo es una amenaza al pueblo estadounidense sino un activo y obstinado enemigo.

Cortesía  Diario las Américas

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Campañas antivectoriales paradas por falta de recursos
Mar 30, 2021

Publicado originalmente en la edición 203 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Panorama Pinareño

Campañas antivectoriales paradas por falta de recursos

Por el periodista ciudadano Orisbel Portillo

El dengue es una enfermedad febril, aguda, de comienzo brusco, originada por un virus perteneciente a la familia Flavivirida, procedente de las regiones trópicas y subtropicales y causante de epidemias. La reaparición y gravedad del dengue están asociados a los llamados macro factores (ambientales, socioeconómicos, políticos y sociales) y microfactores (dependientes de las características biológicas del virus, el vector y la persona afectada.

En Cuba se han creado miles de brigadas para controlar el desarrollo del mosquito Aedes Aegipty causante de dicha enfermedad la cual ha causado muchas muertes desde su aparición.

Puede que al inicio de creadas estas campañas se les hayan dado todos los recursos a los campañistas para desarrollar con calidad el trabajo epidemiológico, sin embargo, al parecer actualmente se están destinando los ingresos para la lucha contra la COVID-19 ya que, hace meses el 90% de estas brigadas están paradas y los trabajadores en sus casas sin empleo.

La falta de abate, alcohol, crayolas, linternas, fósforos y demás influyen negativamente en el trabajo del operario. La detección y destrucción del foco resulta imprescindible, pero sin la presencia de esos recursos será muy difícil detectarlo y proceder a la destrucción del foco e impedir la proliferación de este.

La fumigación puede limitar el desarrollo de otras técnicas como la prevención de los criaderos domésticos, puesto a que solo actúa directamente en el mosquito en su forma adulta, cuando ya puede haber infestado a muchas personas, pero no hay ni siquiera petróleo para echar a andar las mochilas de fumigación. Es una odisea todo lo que respecta a la preocupación del régimen, ya que este no garantiza ni lo básico, entonces al final lo deja todo en manos del pueblo, en la conciencia que hay que crear para combatir los desastres.

Se tiene que fortalecer la difusión del mensaje a la población en cuanto a la necesidad de evitar salideros, tanques destapados, micro vertederos y el uso de hipoclorito de sodio constante en zonas donde existan dificultades para el consumo de agua segura, es lo que promulgan en la radio y la televisión, sin embargo, el pueblo no tiene de donde buscar el hipoclorito de sodio ya que en las farmacias que era donde se vendía antes, su existencia es nula.

Pretendamos que las personas cuidan sus hogares, hacen limpieza, eliminando basureros, vasijas que puedan almacenar agua innecesariamente, teniendo todo bajo control, ¿quién se encarga de eliminar los salideros de agua que hay en todas las calles pinareñas que conllevan a grandes encharcamientos?, ¿quién se encarga de eliminar la basura que se desborda de los cestos en plena calle real? Esto es solo por poner algunos ejemplos que demuestran que está fallando el interés y la preocupación del régimen, no del pueblo.

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Granma miente sistemáticamente
Mar 29, 2021

Granma miente sistemáticamente

Por Pedro Corzo

El periódico oficial del régimen castrista, Granma, como en su momento lo fuera Revolución, son simples órganos de propaganda que procuran tener desinformada a la población al mejor estilo nazi de Joseph Goebbels, de que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad. 

Hace unos días un periodista de ese medio cumpliendo la política del régimen, atacó la película Plantados que recoge fílmicamente algunos de los episodios más trágicos del presidio político cubano que tiene una existencia paralela a la de la dictadura, 62 años.  

El columnista afirma que el odio y el arte nunca han ligado, olvidando que las películas filmadas bajo el castrismo han sido propuestas que promueven el odio como el Hombre de Maisinicú y Rio Negro, dos bazofias que se destacan en una filmografía que ha servido sustancialmente a la división, sectarismo, miedo y la pugnacidad, realidades que han primado en Cuba desde que el totalitarismo se entronizó en el país.  

En la película Plantados no hay odio sino un sincero interés por la Justicia, de no ser así, el esbirro desertor habría sido ajusticiado. He sido testigo en numerosas ocasiones del compromiso de la mayoría del exilio y de la casi totalidad de los ex prisioneros políticos cubanos por alcanzar la justicia, por eso la exclamación constante de muchos de ellos de “Justicia Si, Impunidad No, Venganza, tampoco”.  

En cuanto el escritor José Antonio Albertini me envió el enlace del artículo de Granma bajo el subtítulo, “Por qué ladran los perros”,  sentí que tantas mentiras y mala intención merecían una respuesta, no a la persona que lo escribió, porque si trabaja en Granma es de suponer que sea un siervo de la dictadura, aunque en honor a la verdad bajo un gobierno tan falso es difícil distinguir quienes practican la doble moral de defender el infierno sin dejar de querer disfrutar los “males” de una sociedad abierta y libre. 

La película Plantados recoge testimonios de personas que conozco plasmados en documentales y libros publicados en el exilio contrarrevolucionario como lo califica el autor de la columna, una de las pocas verdades recogidas en la misma, a la vez que elogia la película la Red Avispa, una trama cargada de falsedades en la que los protagonistas son los asesinos de cuatro jóvenes que volaban en avionetas desarmadas en aguas internacionales que buscaban a compatriotas perdidos en el mar  por huir del régimen que el autor elogia.  

Los héroes falsos son los de la red Avispa. Ellos han servido a un régimen de oprobio que ha conducido a la cárcel por motivos políticos a más de medio millón de personas que han estado recluidos de un día a 30 años como fue el caso de Mario Chane de Armas, uno de los participantes del ataque al cuartel Moncada y expedicionario del Granma, nombre que identifica al principal instrumento de propaganda de la tiranía.  

Las escenas que se ven en Plantados son reales. Por ejemplo, los fusilamientos, el autor de artículo no puede negar que en Cuba se fusilaron miles de hombre, cientos en la Fortaleza de La Cabaña y muchos más en el resto del país. Las ejecuciones en el camión tuvieron lugar en La Ceiba, Escambray. Allí fueron masacrados, julio 13 de 1963, 19 guerrilleros que llevaban más de dos años encarcelados sin juicio en el Reclusorio de Isla de Pinos, donde se produjeron numerosos asesinatos con bayonetas como fue el caso de Ernesto Díaz Madruga, asesinado por el sargento Porfirio González que de inmediato fue ascendido a subteniente, relata Enrique Ruano, testigo del crimen.  

Plantados no es una mentira, incluida la dinamita sobre la cual durmieron miles de reclusos, lo menos cruento, la escena del calzoncillo, única vestimenta de centenares de presos, como lo vivió, entre otros cientos, Roberto Perdomo quien de 28 años en la cárcel, estuvo 22 en calzoncillos.  

La película Plantados no miente. Sus escenas reproducen sucesos ocurridos en diferentes prisiones de la Isla bajo el castrismo, a través de los largos años de condena de quienes prestaron sus vivencias para que fueran recogidas fílmicamente por Lilo Vilaplana, un creador que, junto a su talento, tiene el privilegio de ser un hombre libre porque rompió con las ataduras de un gobierno que ha destruidos muchos de los valores fundamentales de la nación cubana.  

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Regulaciones y destierros: la solidaridad no puede ser selectiva
Mar 27, 2021

Regulaciones y destierros: la solidaridad no puede ser selectiva

Por Luis Cino

LA HABANA, Cuba. ─ Llama la atención la amplia repercusión que ha provocado el caso de Karla Pérez González, joven periodista cubana a la que el régimen castrista, en franco desafío de las leyes, ha condenado al destierro.

En 2017, Karla Pérez fue expulsada Universidad Central de Las Villas por el simple hecho de haberse unido al grupo disidente Somos +. Entonces, fue a continuar sus estudios de periodismo en Costa Rica. Todavía no había cumplido la mayoría de edad.

Cuando terminada la carrera la joven quiso regresar a su patria para estar con su familia, las autoridades castristas se lo impidieron alegando que la muchacha vendría a sumarse a la oposición. El régimen denunció supuesto vínculos de Karla “con grupos violentos de Miami de quienes recibía instrucciones” que podrían poner en riesgo “la seguridad nacional”.

Por muy ridículos e indignantes que sean los argumentos utilizados por el régimen contra la periodista, no deberían extrañarnos. El caso de Karla Pérez no es nada nuevo, ni excepcional: los mandamases castristas, que se creen los dueños del país ─como si este fuese una finca de su propiedad─ siempre se han arrogado el derecho de decidir a cuáles cubanos permiten entrar y salir de Cuba y a cuáles no.

En 1979, luego de 20 años, Fidel Castro permitió a los emigrados que no estuviesen implicados en “actividades contra el Estado” visitar a sus familias en Cuba. Podían hacerlo solamente mediante la adquisición y pago obligatorios de ridículos paquetes turísticos de una semana o dos que incluían forzosamente alojamiento en hoteles. Antes de eso, a los pasaportes de los que se iban del país les ponían el cuño de “salida definitiva”.

A los 125 000 cubanos que escaparon del infierno durante el éxodo del Mariel la dictadura les prohibió la entrada al país durante muchos años, al igual que hizo siempre con los que escaparon en balsas.

Siete años de la modificación de las leyes migratorias, todavía hay millares de compatriotas nuestros dispersos por el mundo a quienes les impiden visitar a sus familias en Cuba. Los esbirros disfrazados de diplomáticos de los consulados cubanos les niegan la habilitación del pasaporte para viajar a Cuba, alegando que han estado involucrados en “actividades contrarrevolucionarias” y que constituyen “un peligro para la seguridad nacional”.

Varios han sido los casos en que personas con el pasaporte habilitado y toda la documentación en regla han sido detenidas en el aeropuerto al llegar a Cuba y, sin muchas explicaciones, forzadas a virar al país de donde vinieron. Tal han sido el caso, entre otros, de Regis Iglesias, activista del Movimiento Cristiano Liberación y ex preso político de la Causa de los 75.

El miedo a que les puedan impedir la entrada a Cuba explica por qué muchos cubanos radicados en el exterior se niegan a hablar de política, aseguran que se fueron solo por problemas económicos y se aterran si en su presencia alguien se pronuncia en contra del castrismo.

No está de más recordar que a los médicos cubanos que abandonan misiones en el exterior y piden asilo en otro país les imponen la prohibición de entrar a Cuba durante ocho años como castigo por su “deserción”.

Karla Pérez no es la única cubana que ha sido forzada al destierro por el régimen. Hace varios años, al escritor Amir Valle lo entramparon con la documentación en la embajada cubana en Berlín para que se le venciese el permiso de estancia en el exterior, no pudiese regresar a Cuba y tuviera que quedarse en Alemania.

Tampoco Karla es la única estudiante cubana que ha sido expulsada de la universidad por sus ideas políticas. Desde los años sesenta, miles han sido expulsados por “problemas ideológicos” o por mantener “conductas impropias”. Recordemos que la consigna “la Universidad es para los revolucionarios” aún sigue vigente.

No perdamos de vista que el actual régimen, que proclama ser la continuidad del fidelismo, sigue siendo la misma dictadura y empleando, con muy ligeras variaciones, la misma metodología represiva.

Si los abusos castristas tienen hoy mayor repercusión que hace unos años es gracias a las redes sociales, que han acabado con el monopolio oficialista de la información.

El caso de Karla Pérez fue amplificado por un grupo de periodistas contemporáneos suyos enfrentados al control estatal y que se sienten particularmente identificados con ella.

En noviembre del pasado año, la huelga de hambre de Luis Manuel Otero Alcántara y varios integrantes del Movimiento San Isidro concitó un apoyo y una atención que ni remotamente han tenido varios presos políticos que han estado recientemente también en huelga de hambre.

La solidaridad y las protestas no deben ser selectivas, trivializarse, limitarse a buscar likes ni convertirse en episodios faranduleros. Deberíamos protestar y dar el escándalo por todos los represaliados, no solo por las personas más reconocidas o que sean “cool”.

Por estos días de marzo, se cumplen 11 años de la muerte de Adrián Leiva, supuestamente ahogado en costas cubanas, pero en muy sospechosas circunstancias. Leiva perdió la vida cuando, a pesar de la prohibición del régimen, intentaba regresar por mar a Cuba.

El periodista ─que también fue activista del Proyecto Varela─ se fue a Miami en 2005, pero advirtió que retornaría a Cuba como fuera. Y volvió en 2008, pero luego de una estancia de tres meses en La Habana, agentes de la Seguridad del Estado lo condujeron a la fuerza al aeropuerto y lo expulsaron del país.

Entonces empezó su lucha por el derecho de todos los cubanos a poder entrar y salir libremente de su país. Para que no hubiera casos como el de Karla, Adrián Leiva dio su vida. De no haber muerto en el empeño en marzo de 2010, seguramente estaría hoy abogando por Karla Pérez y todos los miles de cubanos, sin distinción, a los que la dictadura les impide entrar en su patria.

 

Cortesía Cubanet

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¡A los que todavía quieren ver a Cuba libre!
Mar 26, 2021

¡A los que todavía quieren ver a Cuba Libre!

Por Esteban Fernández

Que otros te critiquen y te degraden, Cuba yo te amo. Llámenme fanático con la cubanía, pero yo disfruto hasta de pronunciar lugares, nombres y cosas de mi Patria: Por ejemplo ¡la playa Santa María del Mar! eso suena precioso. ¡ GUANABO, AMAZING! Yo disfruto solamente de mencionar al pueblo de REMANGANAGUA.

¿Hay algo más impresionante que mencionar a La Sierra de los Órgano y la Laguna del Tesoro? Escuchen esto: ¡El valle de Viñales! “¿Chico, donde tu naciste? Yo nací en Alturas del Vedado Y YO SOY DE CENTRO HABANA” … Hasta lugares criticados de La Habana suenan fantásticos: El Solar del Reverbero, Llega y Pon, Atarés, Los Pocitos, La Timba…

De muchacho a mí me gustaba mucho cuando alguien decía: “Yo soy de Mariano, la ciudad que progresa con Orue a la cabeza”. Wow. Cuando usted lee la Historia durante la época de la guerra de independencia hay ciudades de Oriente que de solo escuchar sus nombres inspiraban respeto y patriotismo como : “¡Yara, Yateras, Baire, Bayamo!” Me encanta decir ¡CONTRAMAESTRE!

De niño me alegraba cuando alguien decía: “¡Altosongo se quema la maya!” Disfrutaba de los nombres de ríos como: Toa, Cauto, Almendares, Mayabeque, Jatibonico, Dos Ríos y Caonao”.

Había nombres de patriotas tan interesantes que eran imposible olvidarlos y sublimizarlos: Flor Crombet, Guillermón Moncada, Quintín Bandera y Donato Mármol, Ramón Leocadio Bonachea y uno de los estudiantes fusilado Anacleto Bermudez.

Para mí que Beny Moré inmortalizó a Santa Isabel de las Lajas, querida, a “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mi” y a “Cuando a Varadero llegué” mientras, la canción “Échale Salsita” puso en el mapa a Catalina de Güines y a las butifarras del Congo.

Con la histórica Trinidad hay que quitarse el sombrero, Gibara, Remedios y Caibarién, suenan geniales. Pero ustedes no han escuchado nunca hablar de Gurugú, El Sopapo, Carapachibey, el Retrete y Caisimú… Yo disfruto del nombre Calabazar de Sagua, Sagua la Grande, Jatibonico, Cojimar y Mariel.

Me causa mucho placer de acordarme de nombres y apodos de peloteros Talúa, Televilla, el “Jiquí”, Quilla, Meneíto, Patato, Perico 300, Chiquitín, y Papá Montero zumba canalla rumbero. Nada mas impresionante que mencionar a Mamacusa, Arbogasto, Pedro el polaco, el Jiniguano, la Amenaza Roja, el Chiclayano y el Niño Valdés, sin desdorar a “Cacarajicara que sabrosa es la Maltina” y “Ellos dos y alguien más”.

O ¿es que a usted no le impresionan los nombres de los pueblos Aguacate, Palos, Madruga y Manicaragua? Vaya, si yo me emociono solo de recordar los nombres de los ocho estudiantes de medicina fusilados. ¿No impresiona decir: El Valle de Picadura, Calimete, Coco Solo?

Y traquetea el corazón escuchar unos párrafos de la canción TIENE SABOR entonada por Abelardo Barroso: “♪Pinto a Matanzas confusa, las cuevas de Bellamar , me faltó pintar el nido de una lechuza, yo pinté un bello ferrocaril, un machete, un fusil, una lancha cañonera, pero no pinté la bandera por la que voy a morir♪”... Viva Cuba Libre ¡ Ñoooooo!.

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Al régimen cubano todavía le queda un rato
Mar 25, 2021

Al régimen cubano todavía le queda un rato

Por Jorge Olivera Castillo

BOSTON, Estados Unidos. ─ Estoy a punto de convencerme que el remendado socialismo cubano tampoco se derrumbará este año, más allá de sus habituales torpezas y desvaríos.

La certeza de que el modelo de un solo partido y economía centralizada ─implantado por Fidel Castro y sus secuaces─ no tiene los días contados viene dada por los espaciosos márgenes de resignación que todavía prevalecen en el cubano de a pie, la impunidad de los cuerpos represivos y, por otro lado, el inalterable posicionamiento de buena parte de la comunidad internacional, incluida la Unión Europea y el sistema de las Naciones Unidas.  Ambos organismos manifiestan una suerte de simpatía, con evidentes signos de incondicionalidad, hacia la élite militar que, en vez de gobernar, esquilma y aterroriza a nombre de un supuesto ideal de justicia social, soberanía y libertades.

Hasta ahora, el sacrificio demostrado por un creciente número de personas frente al despotismo del poder con su caterva de verdugos y cómplices ─sin olvidar todas las consecuencias que se derivan de tales actitudes─ no logra sobrepasar los límites de lo simbólico.

Ciertamente, hay un crecimiento y diversificación de la beligerancia, sin embargo, el común denominador que subyace entre la población tiene que ver con la pasividad y las puntuales adaptaciones.

No importan los niveles de necesidad ─que incluyen, literalmente, el hambre o la flagrante violación de uno o varios derechos ciudadanos─, la elección final es el silencio, a menudo acompañado de acciones mediante las cuales ganarse algunas ventajas, casi siempre marginales, pero útiles en un escenario marcado por la miseria. Esto comprende vigilar al vecino o sumarse voluntariamente a un acto de repudio frente a la casa de cualquier opositor. El objetivo es tratar de sobrevivir a toda costa sin que importe la complicidad en hacerle la vida imposible al otro.

El colaboracionismo de la mayoría de los cubanos que viven al interior de la Isla ─sea espontáneo o utilitario─ con las diferentes estructuras del poder es una realidad incuestionable que obliga a reconsiderar, una y otra vez, las posibilidades reales de alcanzar la emancipación del yugo totalitario en un plazo relativamente corto. Mientras no se altere lo suficiente ese tejido social moldeado por el miedo y la impudicia es bien complicado avanzar de manera sostenida y firme por el camino hacia la libertad.

No abordo tal asunto desde la experiencia ajena. Lo hago a partir de vivencias personales que me ayudan a comprender las razones de una lucha que se prolonga en el tiempo sin indicios de una compensación al sacrificio de cientos de muertos, miles de desterrados y presos políticos y de personas que se mantienen imperturbables ante las arremetidas de los represores.

Es triste ver la falta de solidaridad ante los atropellos que han circulado en las redes sociales. A los arrestos arbitrarios y las palizas en la vía pública puede que no le falten miradas de asombro, exclamaciones de censura y teléfonos móviles filmando, pero difícilmente se aprecie una respuesta contundente contra los esbirros. Puedo dar fe de ese patrón de conducta que desafortunadamente se repite mostrando cuales son los códigos de una existencia, ajustada al sálvese el que pueda.

En el ámbito externo, las cosas no van mejor. La Europa comunitaria se regocija en el disimulo y la connivencia con la casta verde olivo. El bloque defiende un diálogo sin resultados sobre derechos humanos y descarta calificar a Cuba como una dictadura.

No se quedan atrás sectores importantes del establishment estadounidense que claman por un acercamiento sin condiciones, a la vez que exigen el cese inmediato del embargo y omiten las anomalías en el ámbito de los derechos fundamentales.

Por si fuera poco, las Naciones Unidas cierran el círculo de la legitimación a un régimen que no se somete a elecciones, viola su propia Constitución y persigue y encarcela a sus críticos. Cuba cuenta con un amplio respaldo en este organismo mundial, al ser miembro pleno de varias instancias, entre las que se cuentan la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos.

En vista a todo este entramado de complicidades, indolencias y acomodos, fronteras adentro y allende los mares, es lógico estimar que, al socialismo criollo, con sus profundas grietas económicas y el azote del coronavirus, aún le queda combustible para proseguir rumbo a no se sabe que puerto de la historia. Esto no es un llamado a la rendición ni una oda al pesimismo. Se trata de amargas realidades. Hechos incontrastables que duelen en el alma.

Cortesía Cubanet

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Tiranía y mordaza en Cuba
Mar 24, 2021

Tiranía y mordaza en Cuba

Por Luis Leonel León

Semanas atrás se hizo viral un video que capta al Ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, violentando a un reportero independiente que pretendía, junto a otros jóvenes descontentos, dialogar con funcionarios de la dictadura para pedir respeto a la libre expresión y la diversidad de pensamiento.

La reacción del ministro, de poca cultura, fue un nervioso gesto repulsivo que devela -incluso a quienes aún se resisten a aceptarlo- que el comunismo no es más que un violento sistema carcelario, que solamente en Cuba ha mandado a prisión a cientos de intelectuales, como el caso de Roberto Jesús Quiñones Haces, a favor de quien la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aprobó recientemente una solicitud de medida cautelar, por ser un periodista víctima de amenazas, hostigamiento y persecución policial a causa de ejercer su profesión y defender la libertad de expresión.

Varios comunicadores independientes, disidentes y jóvenes artistas del grupo #27N pidieron la destitución de Alonso, pero el funcionario –de poca tolerancia– se ha mantenido dirigiendo la cultura del país. Como era de esperar.

Y es que nada de esto debe asombrarnos. No olvidemos que hablamos de un régimen que en el 2003, durante la llamada Primavera Negra de Cuba, impuso bajo la “Ley Mordaza” largas condenas a 75 disidentes, entre ellos 19 periodistas. El mismo régimen que en febrero sumó 254 ataques a la libertad de prensa y la pasada semana desencadenó una cacería contra periodistas independientes sin el más mínimo disimulo.

El régimen cubano, con la total impunidad que le caracteriza, no ha dejado de agredir a la sociedad. Y lo hace de diferentes maneras, entre ellas la criminalización de las voces discrepantes, poniéndoles delante los instrumentos que han erigido para coaccionar las libertades de expresión y prensa. Tales como el Decreto-Ley 370, a través del cual han sido sancionados periodistas independientes con sendas multas, además de sufrir arrestos e interrogatorios arbitrarios, crueles intimidaciones y otras violaciones de los derechos fundamentales del ser humano.

“La informatización de la sociedad en Cuba desempeña un papel significativo en el desarrollo político, económico y social del país y constituye un medio efectivo para la consolidación de las conquistas del Socialismo y el bienestar de la población (…) siendo necesario emitir la norma jurídica que regule la informatización de la sociedad en Cuba”, plantea el Decreto-Ley 370, otro clarísimo ejemplo del totalitarismo institucionalizado en la Isla desde hace más de 60 años.

Este ataque a la libertad fue aprobado en diciembre de 2018 por el falso parlamento -dirigido por una junta militar- y comenzó a aplicarse en 2020, cuando el régimen, aprovechando el velo de la pandemia del coronavirus, lanzó otras de sus arremetidas contra la prensa independiente. Poco después fue puesto en pausa, al parecer para paliar el rechazo que causó, gracias a campañas lanzadas por activistas de derechos humanos dentro y fuera de Cuba.

El Decreto-Ley 360, que es otro eslabón de esa larga y añeja cadena con que el castrismo ha legalizado el despotismo, establece que “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas” podrá ser sancionado con una multa de 3,000 pesos cubanos y el decomiso de los medios empleados para producir el supuesto delito.

La organización Access Now, que defiende los derechos digitales de usuarios en riesgo en el mundo, denunció que el Decreto-Ley 370 “en sólo un artículo pone en riesgo derechos humanos fundamentales relacionados al uso de las tecnologías de la información y comunicación”.

El 370, popularmente conocido como “Ley Azote”, expresa el control del gobierno sobre Internet. “Lo hace a través del artículo 68 que crea contravenciones (delitos menores) asociadas a las TICs. Por su parte, el artículo 71 dispone que cometer alguno de esos ilícitos puede tener como sanción no solo la multa, sino también el decomiso de los equipos y medios utilizados, la remoción de la licencia que autoriza a la prestación de servicios de forma temporal o definitiva y la clausura de las instalaciones”, precisa el informe de Access Now.

“A pesar de ser un Decreto-Ley, los actos que encuadra como ilícitos y las consecuencias que acarrean representan una grave preocupación. Medidas de esta naturaleza ponen en riesgo derechos fundamentales y los postulados de un espacio en línea diverso, accesible, abierto y seguro. Además, cierran la puerta a una internet más abierta para los cubanos y cubanas, desaprovechando la oportunidad que puede surgir de una política más abierta en los últimos años”, agrega el informe.

La pasada semana el reportero de Palenque Visión, Yeris Curbelo Aguilera, fue multado bajo el Decreto-Ley 370 “mientras cubría la manifestación de un ciudadano que reclamaba por haber sido multado injustamente con 2.000 pesos”, lo cual denunció en su muro de Facebook: “Un policía de la PNR trató de arrebatar y robar mi teléfono de forma violenta, este me barrió los pies con su pierna derecha, arrojándome al suelo. Gracias a Dios logré poner mi teléfono a salvo al arrojárselo a un conocido”.

Durante el arresto Curbelo Aguilera sufrió lesiones, permaneció prisionero por más de 24 horas y recibió una multa de 3.000 pesos sobre la base del artículo 68, inciso i del Decreto-Ley 370, confeccionado para condenar a quienes expresen en las redes sociales opiniones en oposición al régimen.

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) aseguró que “el ámbito mediático cubano es uno de los más restrictivos del mundo” y señaló que la persecución a los reporteros y sus familiares, las detenciones arbitrarias, las multas y el encarcelamiento (por el Decreto-Ley 370 y otras leyes mordazas) son realidades que enfrentan diariamente quienes ejercen el periodismo independiente en Cuba.

El Decreto Ley 370 sostiene que el control de la información por parte del régimen es un “medio efectivo para la consolidación de las conquistas del socialismo y un instrumento para la defensa política de la Revolución”.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa en su artículo 19: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

El artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP, adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966) establece que: 1-Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones. 2-Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.

“El Decreto-Ley 370 y el accionar del Estado cubano contraviene plenamente el artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos y el artículo 19 del PIDCP, firmado por Cuba el 28 de febrero de 2008, pero que lleva largos años sin ratificar”, precisa la organización internacional Freedom House.

“Este marco, bajo el cual el Estado cubano puede sancionar el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), genera un efecto inhibitorio de la libertad de expresión ejercida a través de estas herramientas y plataformas, en tanto pesa una amenaza real y permanente de sanción para las personas, prácticamente para cualquier discurso que emitan y que discrecionalmente los órganos del Estado pueden calificar como una contravención legal, y posteriormente conducir a la privación de libertad. Asimismo, esta falta de previsibilidad tiene un efecto inhibitorio o amedrentador en la dimensión colectiva de la libertad de expresión y de reunión”, asegura la organización.

En su informe Libertad en el mundo 2021 Freedom House señaló el Decreto-Ley 370, así como el 349, entre los artilugios represivos fabricados por el Estado cubano para cancelar el derecho a las libertades. En su comunicado “contra la aplicación del decreto ley 370”, basado en análisis jurídicos y de derechos humanos se enlista a casi medio centenar de organizaciones de derechos humanos y medios de prensa independientes que denuncian la violación que entraña el Decreto-Ley 370.

La organización Reporteros Sin Fronteras ha calificado a Cuba como el país con menos libertad de prensa de América, ubicándolo en el número 171, entre los 10 peores del ranking a nivel mundial en su último informe anual. Según Freedom House, Cuba es el país con menor libertad en la red de las Américas y el cuarto peor a nivel mundial.

Sigue así el castrismo en su carrera a favor del aniquilamiento de las libertades y por consiguiente del individuo, pues sin libertad el individuo es cuerpo nulo, masa resbalando en el asfalto.

Vale recalcar que hablamos del régimen que durante la última semana desató una ola de allanamientos, robos de medios de producción periodística, arrestos y amenazas arbitrarias a varios periodistas del Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), quienes “literalmente aterrorizados” desistieron de continuar reportando la verdad, como les ordenó la Seguridad del Estado, o de lo contrario irían a prisión por el supuesto delito de “usurpación de funciones”, fabricado para imponer el miedo y coartar la libertad de expresión.

Esta es la verdadera cara del castrismo, génesis y regente de esta funesta franquicia llamada Socialismo del siglo XXI que tanto daño sigue haciendo en las Américas. Una dictadura que mantiene a todo un pueblo en la miseria, con presos políticos y de consciencia, capaz de asesinar a más de 40 personas, incluidos 10 menores de edad, en el hundimiento del Remolcador 13 de Marzo.

En un sistema como este un ministro de cultura o de cualquier cosa le dé un manotazo a un periodista que intenta registrar un evento: no significa nada. Es sólo otro ademán de la naturaleza vulgar y criminal del comunismo. Persistir en describirlo de otro modo nos condena a continuar atrapados en eufemismos verdaderamente suicidas. Y no tiene sentido. Los cubanos contamos con una larguísima experiencia de 6 décadas.

 

Cortesía La Gaceta de la Iberosfera

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Una triste historia que muchos no pueden contar
Mar 24, 2021

Publicado originalmente en la edición 94 del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cimarrón de Mayabeque

Una triste historia que muchos no pueden contar

Por la periodista ciudadana Martha E. Rosales

Esta historia no comienza con “erase una vez” ni termina con “y vivieron felices para siempre”, esta historia es de dolor, pérdida y sufrimiento, de decenas de miles de cubanos que buscando su sueño de libertad no han podido llegar al final del cuento.

Todo el mundo sabe de quien es la culpa de la necesidad imperante de los cubanos por abandonar su isla, por dejar atrás su familia y sus sueños y poner en riesgo sus vidas tanto por mar, por aire o por tierra desde hace más de medio siglo.

La inmigración no es un tema nuevo y aunque muchos han encontrado en otras naciones una forma de mejorar no puedo dejar de sentir en el pecho un terrible dolor cada vez que escucho que algún coterráneo perdió la vida tratando de alcanzar tierras de libertad.

No es que seamos los más empáticos del mundo, es que todos sufrimos del mismo mal la dictadura que nos obliga a buscar cualquier vía para abandonar nuestra tierra sin importar de qué forma y no es que estén acudiendo a “los cantos de sirena del imperialismo” como lo llama el régimen, es que están huyendo de los gritos de terror de la dictadura, de la represión y las imparables necesidades que se sufre en el país.

¿Cuántas vidas perdidas en el mar?, ¿cuántas en la tierra?, es difícil contabilizar el sufrimiento y la perdida de las familias que al quedar atrás rezan por esos que se fueron en busca de un futuro mejor, pero lo que más me duele de todo esto es que en esas travesías también han perdido la vida muchos menores que si bien no saben nada de política si entienden que esa ha sido la única forma que la dictadura ha dejado al pueblo de escapar de la pesadilla.

Son tristes esas historias de perdida, duele ver a las familias llorando por la muerte de un ser querido mientas intenta escapar de esta isla prisión donde los responsables de esas muertes viven como reyes en sus palacios de lujo, paseando en yates millonarios mientras el pueblo emigra en balsas improvisadas.

Los que dirigen el país tienen sus manos manchadas con la sangre de miles de cubanos que han perdido la vida huyendo de este castro-comunismo socialista construido como un sistema monárquico que se erada entre los del mismo linaje.

No podemos permitir que esta dictadura siga cobrando vidas del pueblo, no podemos permitir que nuestros hijos tengan que seguir huyendo de nuestro país para buscar un futuro y que al final pasen a integrar la larga lista de los que buscando una forma de mejorar no pudieron encontrar el final del cuento, ni pudieron contar su triste historia.